Y como cualquier edificio que se construye en algún momento se derriba a propósito o el tiempo lo desmembrena poco a poco con ayuda del agua, del viento, del fuego a veces... Así caen todos los edificios de mi vida, los que construyo, los que heredo, los que me prestan, aquellos hechos de paja, de madera, de ladrillo, de hormigón o de metal. Poco importa el material. Todos acaban cayendo. Y si se mantienen en pie, pronto llegará el lobo, vestido de cordero o de feroz lobo, y lo rematará. Y con ellos yo caeré una y otra vez desplomado contra el suelo, desde cualquier altura y moriré en cada caída a diario. ¡Qué importa! De tantas vidas tantas muertes y así hasta que llegue la verdadera muerte.
La rutina sea bienvenida cuando las cosas van bien, e incluso cuando estás trabajando (porque la no rutina sólo supone problemas o marrones).
ResponderEliminarEl placer es apreciar todo aquello que se disfruta en un determinado momento, tomando la conciencia de que puede ser que no lo vuelvas a disfrutar jamás. Si lo miras de esta manera, en ocasiones es un placer comer un helado, estar sola en casa unas horas, no recibir llamadas de teléfono, tomar un café, escuchar esa canción que siempre te recuerda algo o a alguien.
Me acabo de dar cuenta que apenas escucho cds, es que realmente sólo tengo 2 cds que me regalaron este año y para más inri son de Lady Gaga (una fricada de regalo).
Los cds van desapareciendo poco a poco. ¿Un helado? ¡Qué bueno! Mañana me como uno, que seguro que me sienta bien. Gracias.
ResponderEliminarEntonces... es algo normal no? :)
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