Hoy venía en el autobús de vuelta del instituto y ha habido un detalle que me ha gustado mucho. A mi lado estaba sentado un muchacho con algún tipo de deficiencia mental, que al parecer va a Almería y vuelve todos los días él solo. Pues resulta que por esa razón los conductores del autobús ya lo conocen. Si vierais el trato que le dan y el cariño con el que se dirigen a él es digno de admiración. Un conductor le ha regalado una galleta y ha cambiado la sintonía de la radio a otra que le gustaba al muchacho, de nombre Paco. El otro conductor le ha hablado muy bien y le ha regalado un bizcochito de chocolate. Ha sido muy tierno. A veces hay gente que da esperanzas por la humanidad.
Las primeras palabras se plasmaron sobre piedra, quizás, estas de ahora las plasmo sobre las pantallas líquidas de vuestros ordenadores y teléfonos. Bienvenidos/as al espacio donde mis palabras tienen lugar.