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Mostrando entradas de agosto, 2019

Los nombres

Después de hablar un poco el otro día de la importancia de las etiquetas, no podía menospreciar el tema de la más importante de todas las etiquetas, aquella a la que más tiempo se dedica y que marca en un grado mayor la vida de muchas personas: el nombre.  Elegir un nombre es siempre complicado. Muchas veces causa problemas y discusiones entre las familias. ¿Por qué se tiene que llamar mi hijo o mi hija como yo o como mi tía o como mi madre o la tuya...? Siempre es algo que adquiere una importancia extraordinaria. No me sorprende. La vida de la persona que recibirá tal o tal nombre se verá, en mucho, influenciada por su nombre, por esa etiqueta con una sonoridad particular, con un significado concreto o simplemente una etiqueta que lleva a enlazar con determinados matices a menudo ajenos a quienes no forman parte de tal o cual comunidad. Me llama mucho la atención también observar la moda de poner un nombre u otro según la época, el sexo, la celebridad de una persona, etc.  A

Las etiquetas

Ayer vi un vídeo en el que un chico hablaba de que la libertad no necesita etiquetas y extrapolaba esta idea de las etiquetas a todo, explicando que etiquetar es malo, pernicioso, innecesario.  Yo pensaba así hace mucho tiempo, pero un día me di cuenta de que es imposible no etiquetar, porque nuestra mente, nuestro pensamiento y nuestra forma de clasificar el mundo funciona con etiquetas, es decir, con palabras que ayudan a clasificar la realidad y todo un sistema de concreciones y abstracciones.  Es imposible no etiquetar.

Lugares que me recuerda la memoria sin quererlo

Por razones que desconozco, la memoria reaviva recuerdos al azar, como pequeños faroles que se van encendiendo poco a poco mientras la noche cae y envuelve todo de sombras y ruidos extraños.  De repente he pensado en Santiago de la Espada, en el frío del invierno y todo se ha vuelto un maremágnum de imágenes, olores y sabores. Se me ha aparecido la imagen de una noche oscura en la que de pronto empieza a nevar y lo vuelve todo, no blanco, sino naranja, con tonos dorados y color de bronce. Eso me llamaba mucho la atención. La nieve atrapaba la luz de las farolas y la reflejaba en toda la calle y era como estar metido en un pueblo de bronce.  Enseguida he pensado en el olor a leña quemada, que rezuma de las paredes y escapa de las chimeneas de las casas. El paladar se ha activado, después, y he notado el sabor a lomo de orza, el de Sara, y he oído la música que salía del pub del Pocho. Pero el recuerdo no termina ahí, parece infinito, la emoción de ver y estar con amigos, con gente

Pose, una gran serie

Una época en la que salirse de la "normalidad" era todo un reto, un desafío, una prueba continua en la que te jugabas incluso la vida. Hablar de transexualidad, incluso hoy en día, parece algo complicado, y no, porque yo no lo vea con total normalidad, muy al contrario me parece algo tan duro que debe ser sentirse mal en el propio cuerpo por ser un cuerpo que no se corresponde con tu identidad y que además tengas que hacer frente a tantas adversidades. Conozco varios casos y me sorprende mucho que hasta los mismos padres y familiares muchas veces no dan su apoyo y credibilidad a sus hijos/as. Me decepciona tanto que estas cosas ocurran todavía... En fin... No venía a hablar de esto, sino de una serie, Pose , que estoy viendo actualmente y que me tiene completamente enganchado. Es una serie LGTB de época, la época de los ballrooms, del inicio de la lucha por la igualdad en derechos de la comunidad LGBT, la época del VIH y del sida, cuando aquella plaga mataba sin remedio