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Mostrando entradas de abril, 2012

Tu presencia

Pensar en el mañana, en una caricia, en un futuro, cruzar la calle transitada, cruzar el fuego, la llama, para saborear cerca tu mirada, el aroma de tus ojos, el amanecer de tu pupila, la caricia sensible, el despertar, un flujo exhausto, que no acabado, el inicio de lo que será, el inicio de lo que era, cruzar el puente quebradizo del tiempo, la distancia, encontrar al otro lado lo que ya sabías lo que habías degustado. Platos suculentos,                            tus carnes, Jugos excelsos,                         tu boca, saliva, sudor, lágrimas,                          emoción. Cruza el umbral, la puerta de ese coche, no sin antes bajar el cristal, cruzar miradas, labios,                        luces, esnifar tus poros,                         tu presencia, y no olvidar nunca que cuando te tengo cerca todo mi mundo volátil solidifica con dulzura sus aires, la soledad se enmienda.

Incomprensible

Pienso en el pasado, en el preciso instante en que hace un año mi vida vistió la ropa de otra función. Y ahora un espejismo que se rompió de repente, cayó la piedra de la nada, golpeó el cristal de la ilusión. El corazón tornó fuego, la familia de paraíso a infierno y sucedió el desconsuelo. Leyó un mensaje incomprensible, resbaló el pie en un charco inesperado, el telón se quemó, la farsa ardió. El público ya no aplaude solo dispara podredumbre. Los focos ya no brillan alguien los ha quebrado. El diálogo escrito en un papel no es tinta, solo una mancha negra. El escenario se desploma sin la solidez de antaño. Pienso en el pasado, en apenas hace un año, y descubro que en la vida todo, todo, es cambio.

Día de campo

Encender el coche, deslizarse por la vieja carretera que bordea la vega para acto seguido realizar la incorporación oportuna a la autovía dirección Motril; camino simple hacia Salobreña. Ayer fui a Salobreña, al cortijo con mis abuelos y entre jugos de naranja, golpes de azada virulentos contra la tierra seca y dura, risas cercanas abuela-nieto discurrió el paraíso delante de mis ojos.  -Luisillo, mira cómo están los tomates. Mira las mandarinas, los pimientos, las uvas -dijo mi abuela con ilusión por tenerme allí-. Este año no ha llovido nada: cuatro gotas en octubre y cuatro gotas en Semana Santa. Y ¡mira qué bonitas están las azucenas! Mira esas qué hermosas. Córtalas, están preciosas. Mi abuela me enseña cada vez que estoy con ella que, a pesar de todo, hay cosas que merecen la pena. La explosión de la naturaleza o el hecho de poder observar cómo crecen y maduran los frutos de un constante trabajo deben ser motivo de alegrías.  -Luisillo, tráete una bolsa grande de

Visión

Me asomo a la ventana desde mi nuevo emplazamiento y descubro un paisaje extraordinario. Desde el mugriento balcón vislumbro a la derecha el ondulado de las montañas, moteadas de verdes irregulares; al frente se aprecia detrás de un edificio lo que parece la línea del horizonte que se desliza sobre el mar azul; y a la izquierda escalan la ladera pequeñas casas blancas que dibujan un entramado memorable, muy parecido al del Albaicín de Granada o al casco antiguo de Salobreña. En la cúspide emerge como un brazo de piedra trabajada una ilustre torre rodeada de muralla, la fortaleza, creo que la llaman. Esta edificación será con toda probabilidad de origen árabe, incluso de épocas anteriores. Ya entre el manto de blancas casas y la coronación de piedra del castillo destaca el verdor de un cinturón de árboles, tal vez pinos o abetos, no puedo determinarlo desde esta distancia, menos aún sabiendo que soy un ciego en potencia, salvado por los avances de la ciencia, por unas gafas que me propo

Placer del día: 2

El día que no haya agua y las duchas sean vestigios de tiempos mejores recordaremos el inmenso placer producido por el agua caliente que se derrama sobre nuestro cuerpo. El placer de hoy ha sido esa ducha ardiendo que he tomado esta mañana. Caía el agua, me cubría el cuerpo de una fina capa de calor, un abrazo de la naturaleza y luego el vapor nublaba la realidad, la desvirtuaba, mostrando su cara verdadera, el cosmos vestido de caos. Entretanto la energía me entraba por los poros, me activaba tras horas de sueño, de largas pesadillas e inquietudes. Una ducha de agua caliente, cuando hace frío, es un placer de dioses. Pena que acabarán siendo un placer de ricos, como ya lo va siendo dependiendo del destino cruel que nos hace nacer en un sitio u otro, marcando nuestra existencia de por vida. Calor derramado en líquido, vida que surge del abismo, ojalá nunca desaparezcas, porque tu ausencia será terrible. Calor, calor aguado, abrázame la piel  y elimina el desagrado. Placer cotidiano,

Placer del día: 1

Todos los días hay cientos, incluso miles de placeres diarios que pasan casi inadvertidos, de tan ausentes que estamos pensando en proyectos futuros, problemas, soluciones a esos problemas, amores, cuestiones filosóficas, comidas, amistades, etc.  Hace apenas unas horas, mientras regresaba a Lucena he reconocido uno de esos placeres. A la altura de la Peña de los enamorados, cerca de Antequera, en el ocaso del sol y bajo un manto de nubes agujereadas, he visto, al mirar por el retrovisor, un enorme arcoiris.  Esa luz de colores, enmarcada en el espejo retrovisor y ensombrecida por las oscuras nubes que le hacían de sombrero, ha sido uno de los placeres de mi día de hoy.

Solo lo prohibido ofrece evolución

Estudiando el teatro francés del siglo XVII he llegado a una conclusión: lo prohibido a la larga ofrece posibilidades de evolución. La mayoría de las obras más revolucionarias de Molière fueron constantemente prohibidas y todo porque hacía críticas de la sociedad, sobre todo de los burgueses, de los médicos y de las mujeres que buscaban una literatura "preciosa" y femenina. No voy a entrar en juicios del tipo esto me parece muy bien o opino que criticar a las mujeres de los salones es machista o tal. Cada cual que se forme su propia opinión que para eso tenemos juicio personal.  La cuestión es que esto me hizo reflexionar y constatar que el ser humano ha evolucionado en el momento en que ha normalizado ciertas críticas, en el momento en que lo prohibido ha dejado de serlo por cambios ideológicos, por libertad, por avance.   Lo prohibido deja de serlo cuando cambia algo, cuando se da un paso hacia adelante. Y esto me llevó a pensar que el ser humano ha aprendido esta lecci

Una ruta clara

El placer tiene una ruta determinada, novedosa, primero cruza la puerta, sube las escaleras, accede a la vivienda, al entrar gira a la derecha, el pasillo es largo, espejo al final, el fondo gira a la izquierda, verás una hamaca, una estantería, está la cama grande, otro espejo, un armario y el blanco pintado con acierto. Allí aparece la mirada, un pelo negro amazónico, labios gruesos, grueso todo, manos fuertes, acaso delicadas. El placer tiene una ruta, una ruta hacia tu cama.

El certero testimonio

Como bien acabo de leer en la última entrada del blog de Antonio Muñoz Molina, el verdadero testigo de una guerra, por ejemplo, no es aquel que sobrevive para contarlo, sino el que por desgracia ha muerto al penetrar el tuétano mismo del enredo. Normalmente el que ha sobrevivido, no murió o bien porque tuvo un golpe de suerte o bien porque fue lo suficientemente astuto e inteligente como para no sobrepasar los límites de la prudencia. En el fondo todos somos testigos de algún infierno, el nuestro propio, ese del que no podemos escapar y al que todos acabamos entrando sin reparo, porque nos habita y forma parte de nuestro ser. Así que aquí podríamos decir que somos certeros testigos de un infierno personal, tal vez el que sea más real de todos; los otros muy sufridos y ajenos son muy duros, pero ¿no podrían ser una terrible pesadilla? Porque como la misma palabra dice el infierno, palabra procedente de infernus , es lo que está dentro, en el interior. Dentro de nosotros está el calor,

La luz

La luz es una idea insospechada, una ráfaga de viento, un chispazo, un se-acaba, una intermitencia, palabras surgidas de la nada. La bombilla siempre presente, antes no vista, o vista como si nada, de repente convierte la brisa en edificios de aires condensada. Entré en el baño del cortijo, miré el espejo destartalado, oí el brinco de un conejo, giré la cabeza y vi el reflejo, la idea que ilustraba el desconcierto, cayeron luces desde el techo, una bombilla, un acierto, y como en un dibujo animado, brilló en mí la imagen congelada, encendí el móvil, activé la cámara, capté el momento lento, la idea construyó la foto esperada, entonces callé, observé, sonreí y este poema pobre quedó cegado ante mí. La luz es un impulso neuronal, una bombilla, ¿acaso no es verdad?

Empieza de nuevo la cuenta atrás

H oy he vuelto a la bolsa de secundaria y como sospechaba he empezado cerca del puesto 20: el 18. A lo largo de la mañana he bajado hasta el 14 en la general. Curiosamente, por provincias estoy el 8 en casi todas, excepto en Sevilla que estoy el 12. Algo que no entiendo. No entiendo cómo puedo estar por provincias más abajo que en la general y esto es algo que no he entendido nunca ni llegaré a entender. Así que hoy empieza la cuenta atrás y entretanto me dedicaré a estudiar, creo. Digo creo porque la tónica actual que están tomando mis días no discurre en esa dirección y todo parece más una temporada bajo un sol cálido de septiembre, sentado en una amplia balaustrada enfrente del inmenso mar.  Estoy vago, flojo, vacío, perdido en el azul de esta mañana...como dice la canción de Rosa lópez. Perdido porque me balanceo en las ondas de un mar lleno de corrientes, dormido, sin saber hacia dónde me dirijo exactamente. Seré de nuevo profe, ¿verdad?

Culminación de la pérdida

Ayer parece que fue la culminación de la pérdida. Regresé a Lucena por la carretera nacional, en lugar de mi habitual trayecto por autovía, y de repente me vi en mitad de un laberinto de olivos y pueblos blancos enclaustrados entre montañas. En un momento dado, debo confesar, me sentí angustiado y mi imaginación comenzó a trabajar.  Por el camino imaginé batallas entre moros y cristianos, fui testigo de ríos que se elevaban en forma de serpiente y me engullían, vi montañas que expulsaban nieve y un sol enorme que se diluía sobre el mar de olivos como agua derramada de un vaso roto. Me sentí como un Quijote cuyo Sancho Panza no podía ser otra cosa más que mi coche. Al mismo tiempo iba pensando en mi incierto futuro y, por consiguiente, iba leyendo los letreros de los pueblos e imaginando cómo sería mi vida en uno de ellos o que me llamaban para trabajar en Alcalá la Real. Esto último me pareció una idea fabulosa, viendo ese castillo amurallado tan hermoso y el entorno me sentí atraíd

Semana pasada por recuerdos e incertezas

Hoy es domingo y se pone fin a una semana extraña, muy cargada de cosas y repleta de sentimientos contradictorios. Pienso que hace una semana estaba pensando en Salobreña, en todo lo que estudiaría, en que vería a amigos después de un tiempo sin coincidir con ellos, en que estaría con mis abuelos, con mi madre y mi hermano, etc., una semana completa esperaba y lo ha sido.  Ha sido una semana buena, pero no magnífica. Desde el lunes hasta el miércoles fui a la biblioteca todo lo que pude por la mañana y por la tarde. Estudié tres temas y leí uno más. Es menos de lo que hubiera esperado, pero mi capacidad intelectual y mi memoria son escasas y debo conformarme con lo que tengo. Hablaré un poco de la biblioteca de Salobreña. Es un lugar viejo, vacío, con ruidos extraños, luces parpadeantes, un hombre barbudo sentado junto a los aseos y conectado con su ordenador, un anciano que llegaba dando voces y hablando solo y una bibliotecaria rubia de pelo rizado que nunca está donde debería. La

Memoria, mal del siglo

La memoria es una puerta, que se abre al mínimo estímulo. Con esto no estoy descubriendo el mundo ni algo que no se sepa ya. Se abre la puerta y acaban recreándose momentos pasados, algunos reales y otros inventados o deformados por el tiempo y la imaginación.  La memoria es el enlace más cercano que tenemos con el paraíso y el infierno, esos dos lugares extremos imaginados por el ser humano; lugares falsos, inexistentes. Ahora que nosotros somos los que debemos procurar recordar y resaltar más los paraísos pasados sin dejarlos convertir el presente en un infierno. Y por supuesto olvidar los recuerdos infernales, porque ellos mismos de por sí se hace notar con el terrible calor que desprenden. Creo que el mal del siglo es la memoria. Tengo mis razones para pensarlo, pero no me apetece exponerlo aquí. Por una vez me guardo para mí mis razonamientos. La memoria es una ría donde pasan demasiado tiempo los memos como yo.