Una puerta tras otra se abrirá hasta la mortaja. Un abrir y cerrar constante hacia ignotas estancias, hacia mundos inusuales. Habrá rachas de fuerte viento, habrá cálidas habitaciones, habrá tormentas y brumas, maremotos y lluvias, tempestades. Y la vida será todo eso, esa sucesión de puertas, de cíclica alternancia, de temperaturas variables, de alcobas amorosas y cocinas aceitosas, donde los alimentos se pudran o de aroma te colmen. Y la vida será todo eso, eso y mucho más, un camino de puertas que se abren y cierran con asombrosa celeridad, y sufriremos y gozaremos, porque la vida es todo eso, una estancia diferente, un dominó de líneas divergentes. Y llegará el inesperado momento, aunque pronosticado fue en su nacimiento, y la vida caerá entonces en el abismo, en el repentino agujero de la muerte. La vida será eso, todo eso, una sucesión de puertas de felicidad y de lamento.
Las primeras palabras se plasmaron sobre piedra, quizás, estas de ahora las plasmo sobre las pantallas líquidas de vuestros ordenadores y teléfonos. Bienvenidos/as al espacio donde mis palabras tienen lugar.