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Mostrando entradas de 2010

Bloqueo

Llevo más de dos semanas sin escribir una sola palabra. Estoy bloqueado, mentalmente y físicamente. Mi vida se torna tan aburrida como siempre y tan equilibrista, que siento que si bajo la guardia un ligero soplido me va a hacer tambalear y precipitarme al vacío de un modo insondable. El trabajo me desgarra las ganas, día a día, de seguir manteniendo el equilibrio y, a pesar de faltar en vitalidad, una llamada interna, un susurro, murmuraciones casi silenciosas me animan a no decaer. ¿Será esa voz, la de la misma vida, esa energía que nos mueve y que en un momento dado, inesperado, nos abandona definitivamente? Mis graves o agudos errores me acarrean males tan profundos, que se acumulan en mí, para explotar con un sigilo que duele. No debería reprender mis errores con graves sonoros ni griteríos insensatos: un error se soluciona mermando sus consecuencias y restableciendo el estado previo a las mismas; enseñando a no cometerlo, entre cariños y sonorizaciones atenuadas.  Soy una nada

Vacío

Un libro, una mesa, una pantalla, microchips, cedés, casas, árboles, ríos, océanos, penínsulas, continentes, planetas, son muchos los objetos que pueblan el vacío, pero acaso no se trate de miniaturas que flotan sobre una liviana laguna de vacuidad. Abro los ojos y sé que me engañan. Respiro e intuyo que ese placer sea pura mentira, un veneno que acabará dándome muerte. Toco y presiento una falacia tras otra, unas descargas producidas por mi propio organismo, un deseo seguro de acercarme al engaño, de intentarme ocultar lo que de verdad existe. Paralizo los sentidos, excepto el sentido de sentir, sí, siento con los oídos los sonidos que mi cerebro selecciona para mí, diluyendo el vacío que con probabilidad lo puebla todo. En el fondo, descubro que tal vez, muy remotamente, nuestro cuerpo ha sido diseñado por el azar para pescar la información que se dispersa por el gran vacío, señor real de todas las cosas. Me percato de que ahí se encuentra la realidad de la existencia, por ello me s

El doble nominal

La vida está repleta de casualidades; esto no es ninguna novedad. Caminas solitario por la calle y te encuentras con un conocido que no veías desde hacía mucho tiempo, un día descubres que alguien comparte tus aficiones, sales de fiesta con unos amigos y acabas por sorpresa coincidiendo en una casa con tu compañero de piso, viajas a París y te topas conque al otro lado de la calle está fotografiando una escultura tu mejor amigo, un buen día te das cuenta de que muchos soñaron lo mismo que tú. Miles de otros descubrimientos casuales que estremecen el viento del otoño. En fin, la vida es un retal de pequeñas coincidencias. Hace apenas unos minutos busco en internet mi nombre completo entrecomillado como quien camina sin mirar al frente y se golpea repentinamente con una farola que creía en otro lugar. Busco y, sin quererlo ni imaginarlo, descubro que tengo un doble nominal (término que como viene siendo costumbre mía invento). ¿Qué entiendo por doble nominal ? Muy sencillo, una persona

Tiembla Roquetas de Mar

Ayer sonó el despertador más molesto que pueda existir. Eran las 6:00 de la mañana cuando un crujido de madera precedió una tremenda sacudida, que para nuestra fortuna poco tiempo duró. Se quejaron los techos, la piedra, el metal, los hojas de papel esparcidas sobre la enorme mesa maciza, la pantalla del ordenador, que permaneció zarandeada varios segundos después todavía. "¡Coño!", fue mi propia queja, la de alguien que está concentrado a esas horas de la mañana y que piensa solo en las dos escasas horas que le quedan para que se acabe su turno y pueda ir a dormir. Fue mi propia queja.  Un terremoto para alguien que está acostumbrado sigue provocando las mismas sensaciones que pueda sentir alguien que jamás sufrió angustioso movimiento: el temblor se queda guardado en el centro del pecho y recorre durante minutos y horas el resto del organismo, sin que nada pueda sacarlo de ahí; se estremecen los músculos de las piernas, se activa el nivel de alerta, que te mantiene a la esp

Noches de luna para los muertos que caminan

Noches de luna para los muertos que caminan ¿Te da miedo, Catalina? Fiesta de todos los santos, noche de muertos y espantos, velas encendidas en laberintos de nichos y cipreses; noche poco a poco americanizada con calabazas de tenebrosas caras, esqueletos andantes, trucos o tratos, huevos podridos, travesuras, disfraces aterradores. La fiesta de todos los santos y de halloween ha llegado. Halloween fue anoche y todos los santos es hoy. Por ello voy a contar una historia que mi abuela me ha contado desde que era bien pequeño, cuando las noches de cortijo veraniego nos llevaban a dormir hasta tarde bajo la luz de la luna. Esta historia sea probablemente puro romancero, no lo sé, pero lo imagino: los abuelos saben muchas historias de este tono. Me gustaría poder contarla como es en realidad pero, desgraciadamente, no la recuerdo bien, a pesar de haberla escuchado tantas veces. Por esa razón voy a inventar y modificar la parte de la historia que no recuerdo. - Catalina, esta noche hay l

El turno de noche

Trabajar de noche es realmente duro; n o podría expresarlo de otro modo. Quien trabajó de noche sabe lo que ello conlleva: horario fuera del natural, noches de café, silencios, crujidos o ruidos desconocidos, extraños, inesperados, que sobresaltan; una vida en penumbra. Los minutos pasan muy despacio, miras el reloj y todavía son las 3 de la madrugada, el cuerpo vive a ese mismo ritmo, las pulsaciones se aceleran de vez en cuando y el ruido de un dátil que choca contra el tejado de plástico parece sacar la vida del cuerpo aletargado y este se estremece. Quien trabajó de noche conoce los efectos de la oscuridad sobre los ojos y los párpados. Sabe que los ojos le dolerán cuando salga del edificio y deba regresar a casa para dormir, cuando el mundo empieza a despertar y el sol despunta por el horizonte marino o montañoso. Es inútil que se lo imagine quien no lo vivió, porque como bien es sabido la experiencia es la madre de la ciencia: siente y descubrirás. En este caso, no recomiendo de

Los éxitos de mis amigos los siento como propios

Hace unos días recibí una llamada que llevaba mucho tiempo esperando, ese telefonazo que te llena de energía y que trae una felicidad incomparable. Si existe circunstancia en el mundo que me haga feliz es, sin ninguna duda, saber que a mis amigos les va bien y que van alcanzando las metas y proyectos que una vez se fijaron. Una amiga que escribe un libro de lectura graduada para extranjeros; un amigo que vive a la francesa y no cesa en su empeño de conquistar a la mujer que por razones incomprensibles no termina de prestarle todo el interés que él se merece; una amiga que se marcha a Marruecos para ayudar con sus conocimientos a los que necesitan de ellos y allí encuentra el hombre que la hará feliz; un amigo que crea su pequeña revista digital en la que desea jugar con las palabras; una amiga que se compra su pisito con gran esfuerzo y que lo nutre de vida a través de las plantas, su pasión; una amiga que lo deja todo por el amor de su vida, cruza un charco que poco tiene de charco, l

Las teocomerciantes

Hoy podría contar que el frío parece haberse instalado en Almería y que hay que llevar ahora una chaquetita para no pasar frío, podría escribir que "El jinete polaco" de Antonio Muñoz Molina, novela que estoy leyendo actualmente, me está resultando un libro de tramas y subtramas cuidadosamente perpetradas, en el que el implacable estilo del autor lleva al lector a tal estado de concentración que bien podría tratarse de una sesión de yoga. Podría hablar de muchas cosas, bien es cierto, aunque no sea un especialista de ninguna. Sin embargo, comentaré asuntos que me preocupan. Cruz rota con moneda de sol Dibujo diseñado por mí.  Son las 11 de la mañana, tocan al timbren de casa y automáticamente, como si fuera una prolongación de su chirriante sonido, mi perra ladra con insistencia al posible invasor. Yo, mientras tanto, sabiendo quién ha de ocultarse tras la puerta, hago oídos sordos. Mi madre abre la puerta en un ambiente de ladridos y entonces se encuentra de frente con l

El riego del blog

Acabo de crear este blog, miro el reloj y pienso "tengo apenas unos minutos para escribir algo que pueda comenzar el goteo de palabras". Sí, ya sabemos que para que algo crezca no sólo hay que plantar una semilla, sea cual sea su naturaleza, sino que debemos arar la tierra, abonarla y enriquecerla para que esa semilla que con tanto amor y esperanza hemos plantado comience a desarrollarse en la dirección deseada. Sabemos, además, que no sólo de la semilla, el arado, el abono vive esa planta que simboliza para nosotros una esperanza, un futuro mejor, un deseo incontenible de proyección. No consiste, pues, en dejarla ahora a su propia voluntad; de hecho debemos cuidarla día a día para que no se muera. Debemos, a fin de cuentas, poner un goteo regular y mesurado para que el alimento no le falte. ¡Eso es! Un goteo constante. Por eso, ahora que vuelvo a mirar el rejoj y que me siento empujado por sus imparables segundos, intento acelerar la escritura sin ni siquiera pensar y revisa