Un libro, una mesa, una pantalla, microchips, cedés, casas, árboles, ríos, océanos, penínsulas, continentes, planetas, son muchos los objetos que pueblan el vacío, pero acaso no se trate de miniaturas que flotan sobre una liviana laguna de vacuidad.
Abro los ojos y sé que me engañan. Respiro e intuyo que ese placer sea pura mentira, un veneno que acabará dándome muerte. Toco y presiento una falacia tras otra, unas descargas producidas por mi propio organismo, un deseo seguro de acercarme al engaño, de intentarme ocultar lo que de verdad existe. Paralizo los sentidos, excepto el sentido de sentir, sí, siento con los oídos los sonidos que mi cerebro selecciona para mí, diluyendo el vacío que con probabilidad lo puebla todo. En el fondo, descubro que tal vez, muy remotamente, nuestro cuerpo ha sido diseñado por el azar para pescar la información que se dispersa por el gran vacío, señor real de todas las cosas. Me percato de que ahí se encuentra la realidad de la existencia, por ello me siento seguro al declarar que el vacío domina todo, ¿acaso no tenemos todos dentro de nosotros esa potencia succionadora, esa realidad de ausencias?
Leo mis propias palabras sin llegar a comprender porqué dedico mi tiempo a reflejar mi realidad, sin entender la razón que me lleva a hablar de algo que por naturaleza ya es amo de todo. Pienso y requetepienso una respuesta que me llega en forma de flechazo: no soy libre. No somos libres, quizás el vacío esté ejerciendo sobre mí su potencial, quizás sea por eso que no puedo escapar de su señorío ni esquivar los haces de succión para los que mi cuerpo fue creado. Tal vez estemos condenados a vagar, como hormigas caídas en una alberca, en la vacua realidad.
Piensa en cuestiones sin respuestas y sentirás que al poco tiempo tu cerebro se bloquea y se llena de un vacío que ahoga. Será entonces cuando descubras lo que yo siento y creo descubrir en este momento, o quizás antes, eso no lo sé: la memoria está construida con recuerdos verdaderos y otros ficticios, ¿será este otro mecanismo del vacío?
Universos, galaxias, planetas, océanos, continentes, mares, bosques, praderas, ballenas, elefantes, linces, gorriones, hormigas, partículas de polvo, microbios... el ser humano.
Las cuestiones sin respuesta, las lagunas en nuestras mentes son lo que nos mantiene vivos, en alerta. Un mundo sin objetivos ni metas estaría condenado al suicidio colectivo de las almas. Un universo en lo que todo fuera diáfano y estuviera resuelto condenarían al hombre a la nada, al vacío, puesto que no tendría razón de existir.
ResponderEliminarMucho mejor cuando escribes las entradas haciendo más marcados los párrafos. Hace que la lectura sea más fácil. :-)