La vida está repleta de casualidades; esto no es ninguna novedad.
Caminas solitario por la calle y te encuentras con un conocido que no veías desde hacía mucho tiempo, un día descubres que alguien comparte tus aficiones, sales de fiesta con unos amigos y acabas por sorpresa coincidiendo en una casa con tu compañero de piso, viajas a París y te topas conque al otro lado de la calle está fotografiando una escultura tu mejor amigo, un buen día te das cuenta de que muchos soñaron lo mismo que tú. Miles de otros descubrimientos casuales que estremecen el viento del otoño.
En fin, la vida es un retal de pequeñas coincidencias.
Hace apenas unos minutos busco en internet mi nombre completo entrecomillado como quien camina sin mirar al frente y se golpea repentinamente con una farola que creía en otro lugar. Busco y, sin quererlo ni imaginarlo, descubro que tengo un doble nominal (término que como viene siendo costumbre mía invento). ¿Qué entiendo por doble nominal? Muy sencillo, una persona que comparte nombre y apellidos con otra persona. Ese ha sido mi caso. Lo más curioso es que esa persona fue rector de la confederación hidrográfica del Guadalquivir. Y tú dirás dónde está la casualidad y qué me resulta tan curioso. Fácil, si te digo que soy un fanático de los embalses y pantanos; si, además, añado que me mantengo a diario informado del nivel de los mismo, seguramente ahora entenderás la casualidad.
Un ser con mis mismos nombres y apellidos, así como con una pasión semejante. Un ser de otra época, no lejana, bien es cierto, pero tampoco cercana, quizás ahora tenga ese señor la edad de mis abuelos, quizás no viva ya. Y un sinfín de quizás y probabilidades que me ponen la piel de gallina. ¿Tendrá, si sigue vivo, otros intereses y aficiones semejantes a los míos? ¿Se parecerá en algo más a mí? No sé si los doble físicos existen de verdad o si son pura imaginación, de lo que sí que estoy seguro es de que los dobles nominales son reales como la piel misma.
Yo he encontrado el mío.
¿Doble nominal? Muy bueno, deberías registrarlo. La vida está llena de sorpresas.
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