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Mostrando entradas de enero, 2017

El silencio de la nieve y la soledad en este reducto

Qué silenciosa es la nieve: cae abundante pero sin ruido. En cambio la lluvia es un zapateo flamenco, un fandango sobre el tejado y un quejío vital.  Vivir en Santiago de la Espada está siendo un r á faga de aire que me sacude día a día. Este sitio solo me hace recordar todo lo que añoro, lo que me resulta casi inaccesible, primero por la nieve, segundo por las carreteras de montañas estrechas y serpenteantes, inseguras, salvajes... luego por los valores que aquí distan tanto de los que imperan en mi pueblo.  La nieve, las montañas, la frondosidad de los pinares, los barrancos, el frío intenso, las humedades, la calefacción necesaria, la rudeza, la opresión del entorno, incluso los buitres danzando sobre mi cabeza, entre tantas y tantas otras cosas, forman parte de este experiencia de este curso escolar.  Al principio me sorprendió el silencio, interrumpido regularmente por el tañ e r de la campana de la iglesía. Me fascinó el sabor de la carne y el fulgor con que brillan la