Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2019

Frappe-toi le cœur

Con el título de Frappe-toi le cœur, tomado del verso de Alfred de Musset, Amélie Nothomb nos narra una historia basada en las relaciones madre-hija. Al parecer en este caso lo hace al estilo de la cenicienta. Digo al parecer porque todavía no lo he leído, pero lo haré mañana mismo en cuanto reciba el libro.  Los libros y los escritores forman para mí la vía de escape a la realidad, a los problemas e incluso son muros que silencian la mente. Para mí Amelie Nothomb es la voz con la que aprendí el francés literario. Ella es la que mejor penetra en mi pensamiento y escurre por él como pez por el mar. Por eso, cuando quiero volver a introducirme en la lectura francófona, lo hago a través de ella, bisagra entre mi natal mente española-andaluza y mi prestada mente francesa-extranjera.  Espero que este libro me lleve de nuevo a la lectura en otro idioma. Y con esto os dejo el poema del que se extrae el título de este libro:  Tu te frappais le front en lisant Lamartine, Edouard, tu pâ

Eurovisión de dos sentimientos

Eurovisión es ese concurso que jamás comprenderé. Nunca sé quién va a ganar. No entiendo los gustos europeos ni sé por qué siempre quedamos en tan mala posición. Hemos llevado canciones de todo tipo. Nos han representado voces espectaculares y eso tampoco ha valido. ¿Qué ingredientes tenemos que mejorar? ¿Tendremos que salirnos del grupo privilegiado que pasa directamente a la final? La cuestión es que no comprendo nada en este concurso, pero me gusta verlo cada año y siempre se me eriza el vello cuando actúa España. Siempre me siento feliz al ver la gran diversidad que se muestra en Eurovisión, la libertad, los grandes espectáculos, los efectos visuales y sonoros. Así que, por más me decepcione siempre cuando termina el reparto de votos, porque obtenemos fatales resultados, no hay año que no vuelva la ilusión y las ganas de verlo de nuevo. Brindemos por más Eurovisiones. Brindemos por la música, porque sin ella no habría humanidad. 

Ítaca en el horizonte

Es fácil, a veces, sentirse como Ulises al llegar a Ítaca. Es fácil, pero también extraña esa sensación de llegar a la isla que en tantas ocasiones había sido imaginada más allá de las tempestades, de las aventuras, de los obstáculos y de los embrujos que el inmenso mar siembra en el periplo de la vida. Es todo tan calmado que me da miedo. Después de tanto verme ya con Ítaca en el horizonte, incluso con la sensación de tener la arena de sus bellas playas entre los dedos de los pies... ¿En qué momento se llega al destino? En mi caso no lo sé. He remado tanto y he cargado en cada puerto las maletas con más y más libros, que no soy capaz de ver de dónde conseguí las fuerzas para lograrlo... Y aquí estoy ahora, en la cama de este pequeño barco, que es mi vida, oteando el luminoso horizonte de Ítaca, percibiendo el aroma tranquilo de sus flores y a la espera de un último aliento en forma de 'apto' del último inspector que guarda en sus decisiones todo mi futuro y mi presente. Y sie

Recuerdo repentino

Y de repente llega el recuerdo de un momento repetido y ya lejano en el tiempo. Por ello deseo fortalecer esa imagen y cierro los ojos mientras mi hermano aprieta el gatillo del bote de matamosquitos y fumiga todo el salón. Se funde el recuerdo con el olor del insecticida, los párpados entornados y el tiempo de verano en el cortijo. Es de noche, oscura noche de canto de grillos y repiqueteo de chicharras, noche de aromas a dama de noche y jazmín. Y allí estoy con mi madre y mi hermano tumbados en un colchón en el suelo, frescos por el tacto frío de las sábanas recién colocadas y con la luz del cirio de mi abuela bailando por la pared blanca e inclinada de aquella chimenea que nunca se encendía. Y la voz de mi abuela avisando,"cerrad los ojos, que voy a 'azofatah'" y acto seguido llenaba aquel salón, que solo vive ya en el barrio privado de la memoria, de olor a León Rojo. Recuerdo aquello y me ahoga el peso del tiempo, el lento ahogamiento de aquel insecticida que se