Suda el cielo unas gotas
de una belleza singular,
la Sierra se viste de boda,
no sé por qué será.
Dicen que es alegría,
porque adora a sus andaluces.
El campo se bebe con ansia
las lágrimas voraces del lunes.
Llevo tiempo sin verte,
oh lluvia, que viene de fuera.
Tiempo llevo sufriendo,
oh lluvia, la que de mí aflora.
Caen de mis ojos con fuerza,
como aguijoneados por una abeja.
Son las lágrimas del destino,
que siempre se vuelve cansino.
que siempre se vuelve cansino.
Salgo y veo con mi Xena,
oh lluvia, tu miseria,
empápame en este camino,
que ya está siendo muy dañino.
que ya está siendo muy dañino.
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