Estar en la papelería y ver una situación un poco surrealista.
Voy a la papelería para comprar unos rotuladores de pizarra y me encuentro con la típica pesada de turno que ha llegado un poco antes que yo. La susodicha señora quiere comprar un cuaderno personalizable o al menos eso es lo que parece. Cuando ve la libreta que tienen en el establecimiento, ella dice que es un poco fea y demasiado grande y que ella la compraría si se la cortan con "el cacharro ese que utilizáis vosotros para hacerme mis libros encuadernados". Quiere que reduzcan las libreta mediante un proceso chapucero. Y todo esto sin dejar ella de hablar y de hacer comentarios desafortunados. El intenso calor entra por el cristal del escaparate y la gente se acumula detrás de mí, porque no terminan nunca la señora. Visto que es imposible arreglarle esa libreta, la dependienta (por un momento he pensado si referirme a ella como la papelera... una persona que trabaja en una papelería, ¿cómo se llama pues?) ofrece que compre alguno de los cuadernos diseñados ya por papernoséqué, que son muy bonitos (cosa que es cierta) y que tienen colores y dibujos interesantes. La señora parece convencida, pero ella sigue con su idea de poner la foto de su hijo en la cubierta, arruinando entonces los bellos dibujos.
- Mejor poner la foto por la parte interna. -sugiere la dependienta, agitando ya casi desesperada su melena pomposa.
- No, mejor me pegas la foto aquí delante y así tapamos esos dibujos yihadistas y moros, -contesta la señora y acto seguido, consciente de lo que acaba de decir en voz alta, nos mira a todos con una sonrisa en la cara y comenta- ¡Ay! Es que yo soy así, soy de Motrí (Motril, pueblo costero de Granada).
Escuchar eso después de lo que ya me parecía un despropósito por parte de la susodicha casi me lleva a decirle:
- Pues yo soy del pueblo de al lado y me parece asqueroso su comentario, pero claro ¡Ay! si es que soy de Zalobreña (Salobreña).
En cambio me callo y me voy de la papelería asqueado por la tipa esa. Ya volveré en otro momento. Perdido mundo, mundo a la deriva.
Por diez personas buenas salvaremos el mundo, aún.
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