Visto lo visto ya no sé qué pensar de nuestro país. Por ello no pensaré y solo diré que van a suceder muchos cambios, porque la situación es ya insostenible.
No quiero hablar de política, así que dejo el tema por ahora. Pero volveré dentro de poco con alguna entrada cargada de rabia. Lo sé, porque lo de hoy no ha hecho más que empezar.
Cambiando de tema, tengo que reconocer que, en las últimas semanas, la holgazanería forma parte de mi cuerpo y, a pesar de tener mil ganas de hacer muchas cosas, no hago nada en absoluto: salvo jugar y leer. Me estoy, pues, planteando un plan de choque. No puedo exponerlo aquí porque aún no lo tengo definido, pero da la casualidad de que Camus en sus Cahiers ya fijó un plan excelente y que tal vez sea ese el que deba poner en marcha.
Dice en sus anotaciones: "Solo un tema-constante-de meditación-rehuir del resto. Un trabajo con hora fija, continuo, sin excusas, etc. Si decaes todo se hunde: práctica y teoría."
¿En qué consiste el plan? En fijar un horario, concentrarme en su cumplimiento y no permitir que la holgazanería tome el control. Fácil de decir; complicado de ejecutar. Pero confío en que lo voy a lograr.
Tengo cada vez mejor pensada la obra que quiero escribir (no será una obra maestra, porque carezco del intelecto y del talento necesarios) y sé que el tiempo apremia, como siempre. Tengo que fijarme unas horas para esta actividad y no ceder a la falta de ganas que antecede a todo esfuerzo. Sí, he dicho bien: esfuerzo. Escribir, por más que se piense que es placentero, también es muy laborioso. Requiere un trabajo descomunal, de aislamiento temporal de la realidad, para recrearla a nuestra manera. Y no solo eso: es necesaria mucha energía para poseer el cuerpo y la mente de nuestros personajes, ya que, lo creamos o no, estos en ocasiones son impermeables. Os lo explico a mi modo: ¿Recordáis a la vidente de la película Ghost cuando era poseída por espíritus? Seguro que sí. Siempre que la poseían, el fantasma hacía un gran esfuerzo para permanecer en ella y sentirse vivo, pero al mismo tiempo la pitonisa trataba de rechazarlos de su cuerpo. Digamos que es una relación semejante a la que sucede entre el escritor y sus personajes. Estos tienen una biografía y una personalidad que toman vida a través del escritor, quien a su vez trata de zafarse de ellos mediante la escritura. A la vez, la relación entre ambos es muy estrecha y los personajes absorben características y recuerdos de su creador. Es una sensación extraña. Pues, como iba diciendo, esa relación exige un gasto de energía que no todos están dispuestos a realizar. Yo necesito dar ese paso o la protagonista de mi historia me va a volver un poco loco, como en su día trataba de hacerlo mi querida Cantilda. Esta era uno de los personajes principales de una historia fantástica que no llegué a terminar, porque la novela empezó a desparramarse de una manera incontrolable. Recuerdo que ella se me imponía muchas veces y me costaba escribir lo que yo tenía pensado para ella. No sé si me estoy explicando bien ni a cuento de qué os estoy contando este episodio. La cuestión es que cada vez que entraba en juego el personaje de Cantilda, esta (en mi cabeza claro está) trataba de cambiarme los diálogos. Puede parecer una tontería, porque diréis que eso no tiene sentido, puesto que soy yo el que escribe su historia y quien la creó a ella. En cambio, no ocurría así. Ella imponía sus palabras y yo las escribía sin más. Y digo todo esto porque Sinae (el personaje principal de esta historia) me está pidiendo a gritos, desde hace tres años (cuando yo la imaginaba muy distinta a como es hoy en día), que escriba su historia. Desde que estoy en situación de desempleo, ese era mi objetivo y, a día de hoy, todavía no lo he hecho.
¿Qué he hecho con respecto a esta historia por el momento?
Tengo un resumen de la historia, partes de las biografías de algunos personajes, anotaciones de cosas interesantes, un mapa del lugar (dibujado con mala mano), varias hojas con aspectos de la sociedad de Sinae, varios posibles títulos, tramas y muchas posibilidades, preguntas... Tengo muchas cosas hechas, incluso los dos intentos anteriores de narración de hace un par de años. Sin embargo, todavía no me he puesto manos a la obra. Llegué a pensar que lo mejor sería abandonar este blog (los que me leéis recordaréis que me lo estuve planteando) y dedicarle ese tiempo a la novela. A día de hoy no lo he hecho. Este blog es muy importante para mí.
Aplicando el plan de Camus a este objetivo, quedaría así:
"Solo un tema (la novela) -constante (todos los días)-de meditación (seguir buscando tramas y planteamientos)-rehuir del resto (no prestar atención a actividades que prolonguen mi holgazanería). Un trabajo con hora fija (todas las mañanas dedicar 4 horas), continuo, sin excusas, etc. Si decaes todo se hunde: práctica y teoría."
Sé que será imposible y que no lo cumpliré como quiero ni como expongo aquí, pero lo voy a intentar. Ya os iré contando.
Te animo a que la escribas, poco apoco, pero estoy de acuerdo contigo que hay que hacer un gran esfuerzo. A mí me tiene atrapado la holgazanería... aunque cada día intento zafarme de ella. ¡Ánimo!
ResponderEliminarEntiendo perfectamente la posesión, todos los que escribimos sabemos lo que es. También lo del plan y su dificultad. Pero estoy seguro de que serás capaz de llevarlo a cabo.
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