Clic, clic, clic:
ese sonido de la cámara
paraliza la pertinaz fugacidad
de un tiempo que pasa.
Salta la luz cegadora de la mañana,
cuando tus grandes manos me abrazan,
tu boca de gruesos labios me calma
una sed torrencial antaño ajada.
Solo estuve, solo muchos años,
pero llegó a mí, por ti, el agrado
y el aliento caldeaba mi frío corazón.
Tus dedos son de artista,
lo mismo pintan o fotografían,
escriben poemas o críticas,
y sujetan el humo de mi vida.
Igual con ellos cartografías
lo que era cuerpo inerte,
lo que ahora es flora y silva.
Apolo, ya no se vengaba,
y en ti puso el poder contra la caída,
mis cabellos fueron laurel,
mis brazos ramas retorcidas,
y hubo incendios abrasadores,
quedé siendo rama seca y cenizas.
Brotó el agua y la savia,
el tronco se hizo robusto,
las raíces retomaron su vigor
y del suelo emergieron
para correr hacia tu risa.
Así, canto el "gracias a la vida"
porque, después de mucho, "me ha dado tanto",
y sueño cada día con tenerte a mi lado.
Esta te ha salido directamente de las tripas, que es con lo que mejor se escribe, pues crea emoción y sentimiento. El arte sólo es arte si es capaz de conmover, de desestabilizar el alma.
ResponderEliminarMe tranquilizas, porque estuve a punto de eliminarlo y no publicarlo. Y sí, salió de repente como la lluvia que llega sin darse cuenta.
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