Mucho camino habían tenido que recorrer hasta llegar al destino que marcaba aquella estrella fugaz. De ese camino y de su destino y función todo el mundo conoce la historia. Lo que nunca se ha contado es qué sucedió más tarde. Por primera vez en mucho tiempo, Baltasar regresaba a casa con más energía de la que disponía habitualmente. Tal vez haber sido partícipe de aquel evento ultraplanetario le había otorgado una fugaz juventud que ya hacía tiempo había escapado de su tiempo. Pasaron los días y las noches, alternándose el calor de los días y el frío gélido de las noches, surcando mares de blanca arena y dunas que nunca eran las mismas. Ay, pero el cielo, este permanecía ordenado y cual mapa para quien conoce sus caminos, Baltasar vio con alegría la cercanía de su reino. Murallas de barro, casas de frágil adobe, palmeras cargadas de dátiles y canales repletos de agua encauzada. Allí al fondo de la ciudad sobresalía la impetuosa mole refinada del palacio de Baltasar. Porque si alg...
Las primeras palabras se plasmaron sobre piedra, quizás, estas de ahora las plasmo sobre las pantallas líquidas de vuestros ordenadores y teléfonos. Bienvenidos/as al espacio donde mis palabras tienen lugar.