El placer tiene una ruta
determinada, novedosa,
primero cruza la puerta,
sube las escaleras,
accede a la vivienda,
al entrar gira a la derecha,
el pasillo es largo, espejo al final,
el fondo gira a la izquierda,
verás una hamaca, una estantería,
está la cama grande, otro espejo,
un armario y el blanco pintado con acierto.
Allí aparece la mirada,
un pelo negro amazónico,
labios gruesos, grueso todo,
manos fuertes, acaso delicadas.
El placer tiene una ruta,
una ruta hacia tu cama.
determinada, novedosa,
primero cruza la puerta,
sube las escaleras,
accede a la vivienda,
al entrar gira a la derecha,
el pasillo es largo, espejo al final,
el fondo gira a la izquierda,
verás una hamaca, una estantería,
está la cama grande, otro espejo,
un armario y el blanco pintado con acierto.
Allí aparece la mirada,
un pelo negro amazónico,
labios gruesos, grueso todo,
manos fuertes, acaso delicadas.
El placer tiene una ruta,
una ruta hacia tu cama.
De un erotismo contenido extraordinario. La buena poesía como el buen sexo no es explícita.
ResponderEliminarVaya, muchas gracias. Me enrojece tu comentario.
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