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Mostrando entradas de enero, 2013

Contra la holgazanería

Visto lo visto ya no sé qué pensar de nuestro país. Por ello no pensaré y solo diré que van a suceder muchos cambios, porque la situación es ya insostenible. No quiero hablar de política, así que dejo el tema por ahora. Pero volveré dentro de poco con alguna entrada cargada de rabia. Lo sé, porque lo de hoy no ha hecho más que empezar.  Cambiando de tema, tengo que reconocer que, en las últimas semanas, la holgazanería forma parte de mi cuerpo y, a pesar de tener mil ganas de hacer muchas cosas, no hago nada en absoluto: salvo jugar y leer. Me estoy, pues, planteando un plan de choque. No puedo exponerlo aquí porque aún no lo tengo definido, pero da la casualidad de que Camus en sus Cahiers ya fijó un plan excelente y que tal vez sea ese el que deba poner en marcha. Dice en sus anotaciones: "Solo un tema-constante-de meditación-rehuir del resto. Un trabajo con hora fija, continuo, sin excusas, etc. Si decaes todo se hunde: práctica y teoría."   ¿En qué consis

Un perro no es basura que se tira en la calle.

Delante de la pantalla de este ordenador, donde el brillo intenso del papel del blog me está cegando, me transporto con emoción a un pasado que solo se salva por la memoria (como cualquier pasado) y, acompañado por la melodía dulce de Pasión Vega, giro la cabeza hacia el perrito blanco de peluche sobre una balda de la estantería. Tiene un collar rojo roto, que llevó mi Benji toda su vida, y es algo así como una prolongación de su existencia tras su muerte. Lo he cogido y me lo he acercado a la nariz.  ¡Todavía huele a él! Entonces me pongo un poco triste, pero también esbozo sonrisas.  Pensar en su brutal muerte me hunde en un mar de lágrimas. Puedo oír todavía sus ladridos temerosos y sus chillidos en la oscura noche. Sonidos que nunca escuché, porque, cuando aquella noche un perro salvaje y enloquecido entró en el campo de mis abuelos, yo no estaba allí. Pero a veces he oído el sufrimiento desgarrador de mi pequeño Benji. Lo veo tan pequeño, ya envejecido, lento y con al

Pensar mucho, pero mejor.

Hay algo que me sorprende especialmente y es el hecho de que justo aquellas personas que más tiempo dedican a pensar suelen ser las que caen con mayor facilidad en depresiones. Entonces se pregunta por qué demonios piensan tanto y que su solución sería dejar de hacerlo, distraer la mente en otros menesteres. Yo soy en muchas ocasiones una de esas personas que piensa demasiado. Ahora bien, hay algo que desde siempre he procurado hacer: tratar de buscar soluciones. Así he llegado a la conclusión de que el problema no es pensar demasiado, sino pensar mal y mucho apoyándose en un único pensamiento de reiteraciones pesimistas. Ese es el verdadero problema. Hay que aprender a pensar más y mucho, pero también mejor. Ya que estamos gastando un exceso de energía y, lo que es más importante, de tiempo (que es oro y escaso) debemos procurar extraer un beneficio.  ¿Qué beneficio se puede obtener de un pensamiento eficiente? Es sencillo. Estás pensando en algo negativo, analizas el estado

Incomprensiones de este país 1: desahucios.

No hay día que no nos encontremos con noticias relacionadas con los desahucios: que cada día hay no sé cuántos desahucios en nuestro país, que si se ha suicidado alguien porque le desahuciaban, que si personas desahuciadas están ocupando viviendas vacías, etc. Es incontable lo absolutamente catastrófico de la situación. Es lógico que si tienes hipoteca y no la pagas (porque no trabajas y no ganas dinero para pagarla, como está siendo el caso) el banco, llegado un extremo, solicite la vivienda como pago de la deuda. Hasta ahí creo que todos estamos de acuerdo. Ahora bien, lo que se sale de toda lógica es el hecho de que al perder la vivienda tengas que seguir pagando la hipoteca.  ¡Rayos y centellas! Eso echaba yo por la boca ahora mismo si no me contuviera, porque me parece de un absurdo impresentable. A quién le va a entrar en la cabeza que después de perder tu vivienda tengas que seguir pagando por ella. No tiene lógica. ¿Acaso se trata de un pacto de eterna juventud o inmortali

Placer 6

Anoche me desvelé a las 4 de la madrugada. La noche no era silenciosa ni los muebles crujían. Fuera el viento soplaba con el ímpetu de una sucesión de huracanes. Entonces imaginé que hacía tormenta en el mar y que muchas mangas de aire fundían las nubes electrificadas y el oleaje salado. Esto me es placentero porque visualmente me parecía digno de lo sobrenatural. Solo fue imaginado, no ha ocurrido nada así. Yo seguía en la cama, calentito, con los ojos cerrados pero despierto. Los oídos me unían al mundo. El viento susurraba una nana que me durmió de nuevo. Por la mañana y todavía ahora el viento sigue rugiendo. Estar dentro de casa oyendo su rugido me permite valorar el abrigo de estas paredes y lo placentero de sentirme protegido por ellas. Pero no solo eso: al mismo tiempo estoy deseando sacar a mi perrita para fusionarme con las caricias del aire, porque me recordará de nuevo que estoy vivo; sentiré que a veces soy una simple marioneta que su fuerza maneja y casi hace cae

Una niña comerciante.

En mi calle hay muchos puestos de verduras de temporada. Hoy había en uno una niña con mucho arte, como se dice por estas tierras. La chica en cuestión no creo que superara los 12 años. Me ha llamado la atención, no el hecho de que estuviera allí con la caja de tomates a sus pies y trabajara con su madre, sino la facilidad de verbo y el desparpajo que mostraba. ´Tengo tomates y pimientos fresquitos y con ellos te haces unos potajes de vicio.´ Así, al pasar por delante de ella un señor mayor, la chica lo ha invitado a comprarle algo. El hombre rechaza la petición porque "una bolsa pesa demasiado para mis huesos. ¿No ves, chiquilla, que no puedo ni con mi cuerpo y que me apoyo gracias a este bastón?" y el señor sigue su lento paso. Pero la chica, como buena comerciante, no puede darse por vencida. Ha captado la atención del hombre y tiene que seguir intentándolo. "Ay, por eso no se preocupe, se lo llevo yo misma hasta su casa, si quiere." Esa niña probablemente n

Saber natural

                                                  A Fernando Pessoa De la naturaleza que es agua,               fuego, viento, vida, una multitud de partes, porque el todo no existe. Así en Castilla y Andalucía hallamos una filosofía, que extiende en oro mantos llanos descomunales. Brota en espiga, se alza en terciopelo de rama y con el viento se dobla, mas nunca se rompe, y con la calma se yergue, mas su flexibilidad no pierde. Aprendamos del trigo, adaptarse, pues, debemos, no voltear las venas en huesos, no mezclar fortaleza con rigidez. A Pessoa agradezco, digo, esta parte nueva, este nuevo camino.

Tríptico del tiempo

El tiempo no siempre huye, a veces se alarga con lentitud, a veces se paraliza por completo. Cuando escapa de mis dedos tus brazos están a mi alcance y tus manos y tu cuerpo. Cuando se vuelve bala de fusilamiento es lento, lento y doloroso a la espera de tu encuentro. Cuando se detiene no hay nada más que mirar, un espejismo que muere de sed en el desierto. Porque tiempo no es tiempo, es el reloj que mueven los pensamientos.

El cuarto de baño, lugar de reposo.

En todas las casas hay un lugar donde se puede encontrar la calma: el cuarto de baño. Me ha ocurrido alguna vez que, estando bloqueado o estresado, me sentaba en el retrete y me relajaba, solo mirando los azulejos, las figuras de la cortina de la ducha, el metal de la grifería, los remates de una puerta envejecida con el tiempo o simplemente observando las juntas del suelo siempre imperfectas. También allí el silencio tiene una fuerza descomunal y los sonidos del barrio retumban con sutileza. En el baño uno puede encontrar el paraíso.  Recuerdo que un profesor nos dijo, cuando yo tenía unos doce años, que si necesitábamos concentrarnos para estudiar no había mejor lugar que el retrete. Nos incitaba a alternar el escritorio con el váter y poner los apuntes en las rodillas flexionadas en lugar de la superficie del pupitre. Allí se puede memorizar en silencio o aprovechar el eco de los azulejos para escuchar los conocimientos que debemos adquirir. Y tenía razón. Reconozco que pra

Antes cenizas, ahora vida.

Clic, clic, clic: ese sonido de la cámara paraliza la pertinaz fugacidad de un tiempo que pasa. Salta la luz cegadora de la mañana, cuando tus grandes manos me abrazan, tu boca de gruesos labios me calma una sed torrencial antaño ajada. Solo estuve, solo muchos años, pero llegó a mí, por ti, el agrado y el aliento caldeaba mi frío corazón. Tus dedos son de artista, lo mismo pintan o fotografían, escriben poemas o críticas, y sujetan el humo de mi vida. Igual con ellos cartografías  lo que era cuerpo inerte, lo que ahora es flora y silva. Apolo, ya no se vengaba, y en ti puso el poder contra la caída, mis cabellos fueron laurel, mis brazos ramas retorcidas, y hubo incendios abrasadores, quedé siendo rama seca y cenizas. Brotó el agua y la savia, el tronco se hizo robusto, las raíces retomaron su vigor y del suelo emergieron para correr hacia tu risa. Así, canto el "gracias a la vida" porque, después de mucho, "

Un esquema de Camus en Baleares.

En el primer cuaderno de Camus, veo que en su visita a Baleares y tras haber escrito una reflexión sobre el viaje, visto no como un placer sino como una especie de ascesis, de aprendizaje, el autor anotó el siguiente esquema que reproduzco tal cual: Baléares -- Baleares La baie. -- Bahía San Francisco- Cloître.   --San Francisco-Claustro Bellver. Quartier riche (l'ombre et les vieilles femmes).-- Barrio rico (la sombra y las ancianas) Quartier pauvre (la fenêtre). -- Barrio pobre (la ventana) Cathédrale (mauvais goût et chef-d'oeuvre). -- Catedral (mal gusto y obra maestra) Café chantant. -- (una cafetería ¿donde cantan?) Côte de Miramar. -- Costa de Miramar Valldemosa et les terrasses. -- Valldemosa y las terrazas (supongo que de bares) Soller et le midi. -- Soller y el mediodía San Antonio (couvent). Felanitx. -- San Antonio (convento) Pollensa: ville. Couvent. Pension. -- Pollensa: ciudad. Convento. Pensión Ibiza: baie. -- Ibiza: b

De Camus y un lío mental.

 Ayer empecé a leerme, a ratos, los cuadernos de notas de Camus ( Carnets )  en francés y me resulta muy interesante todo lo que en ellos fue escribiendo el autor de L'étranger ; obra que jamás me atrevería a traducir como el extranjero, porque en español pierde muchos matices y carece de la fuerza de la palabra francesa que implica también lo que es extraño. El protagonista es extraño y extranjero, un ser que, como dice el propio Camus, es " le point zéro ", la personalidad de lo que encarna un ser que actúa sin prejuicios, desprovisto de toda hipocresía, así como de las ganas absurdas (término aquí inconexo con la idea que Camus le imprimió) de interpretar el papel de todo individuo en una sociedad: cumplir las normas comportamentales establecidas. Si muera una madre, lo esperado es que el hijo se deshaga en lágrimas en su entierro. Meursault no cumple esa "norma" y se lo toma con indiferencia. Es alguien libre de preadquiridos sociales. ¿Podríamos dec

Crearé mi rutina como sea.

Hoy ha empezado el segundo trimestre y los alumnos han tenido que madrugar de nuevo , con pocas ganas, retomar la rutina que tanto odian: madrugar, llevar la mochila cargada de libros, atender las enseñanzas del profesor (ese rollo que tanto detestan, además de las curiosidades de su vida, la del profe, digo, que también les es ingrata), volver a casa, hacer los deberes (eso sí, después de dormir la siesta, tragarse mil programas basura, jugar a las videoconsolas o de horas infinitas de remoloneo) y eso para quien los haga, porque, no nos vamos a engañar a estas alturas de la vida, son pocos los que se toman la molestia de abrir la agenda (la mayoría no tiene y apunta la tarea donde le pilla más rápido o simplemente confía en su memoria; que de por sí es una herramienta poco utilizada y traicionera) y comprobar qué deben hacer para el día siguiente. Vamos, la típica rutina de un estudiante en todos los rincones del mundo y desde que se inventó la enseñanza académica. Asimismo much

Cuento de reyes

En la oscuridad imperante de la noche todo niño tiene miedo de abrir los ojos y ver alguna sombra que se mueve o el crujido del mueble del salón. Teme que sea un ladrón o un hombre malo que venga a raptarlo, así que si ocurre que la noche lo desvela se esconderá debajo de las sábanas de terciopelo y el nórdico que lo abrigan. Siempre es así. Cree que allí está más seguro que si mostrara su cabeza al descubierto. Sin embargo, no todas las noches son igual de terroríficas. Hay noches en que despertar significa poder ver a un grupo de seres mágicos pululando por la casa disfrutando de una copa de anís depositada bajo el árbol de navidad, como agasajo, a cambio de sus regalos. Anoche fue una de esas noches. Marta es una chica cualquiera, que se ha despertado de repente cuando todavía no ha salido el sol. Como tiene sed, se levanta de la cama con torpeza, va a la cocina y bebe agua directamente de la botella. Tiene los pies fríos y está alerta porque tiene miedo. Mira el móvil, que le

El cuerpo, la película y yo.

La butaca está mullida y es cómoda. Todavía tengo el estómago lleno y podría dormir la siesta, pero no lo haré. La gran pantalla me atrae y me captura en sus redes audiovisuales. En la sala solo hay una pareja más, dos o tres butacas detrás de mí. Pasa la publicidad inicial y se apagan las luces. Sumidos en la oscuridad, la banda sonora de la película se inmiscuye en mi sistema nervioso y la procesión de imágenes va narrándome una historia de una desaparición. Ha desaparecido un cadáver.  Y desde ese momento la tensión por descubrir qué ha pasado, cómo ha pasado, quiénes son los causantes y las razones que los han llevado a acometer semejante acción me amordazan al asiento. Estoy hechizado por la voz del narrador, que no se percibe y, sin embargo, está presente en las voces de los protagonistas, y por esa capacidad para ocultarse, para llevarme a los lugares que ha planeado, para engañarme y hacerme creer que lo que estoy pensando es lo que realmente ha ocurrido y, al mism

2012 a 2013, toda una nueva cumbre.

Ya ha acabado 2012, esa cifra tan redonda, y estamos en 2013 y yo aún no me he dado cuenta. He estado desaparecido estas semanas porque me fui de vacaciones al pueblo y allí la única conexión a internet que tenía era la del móvil y, además, con escasa cobertura. Reproduzco lo que ya escribí en facebook sobre mis sensaciones del año que ya ha terminado: " Este año ha sido extraño. Empezó fatal, pero pronto mejoró hasta que en verano decayó y se detuvo en un limbo de desempleado. A pesar de todo, de los recortes, de las burradas de los políticos, del aura desesperanzadora, de la inestabilidad laboral, puedo decir que he conocido a grandes personas, he aprendido mucho, he afianzado la idea de que mi vocación es la docencia y de que vale más decir las cosas con la mayor claridad posible. A día de hoy soy feliz, aunque no todo lo que quisiera. Sé que los pequeños placeres de la vida se encuentran en los más mínimos detalles: una llamada de teléfono, la luminosidad del sol tras la