Abrí el libro de las noches
cerradas en las sábanas frías
y las letras no captaron su sentido
tan sólo fueron imágenes
que se superponían, caídas,
repetidas como el sueño posterior.
Cerré los ojos de cansancio
de no haber entendido una palabra,
de sentir que el corazón se apretaba,
exprimido jugo de deseo.
Las palabras antes vivas
perecieron con la luna
en las arenas movedizas de su luz,
en los sueños de un Morfeo traidor.
Comentarios
Publicar un comentario