La primavera despierta y el sol ya calienta.
Me pregunto si este calor tan repentino no será efecto de las bombas lanzadas no muy lejos de aquí; el aroma a humo traido por el suave levante que sopla hoy. Diré que el cielo está despejado y tiene un intenso azul que se funde con el marino en los límites del horizonte. No he salido de estas paredes y parece que lo vea todo: la calle atestada de gente alegre, que pasea y charla con acompasada celeridad; las playas concurridas por bañista deseosos de agua, sal y sol; los espetos de sardinas en los chiringuitos; la explosión primaveral que a tantos tanto gusta y que a otros casi disgusta.
Hace calor.
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