Ir al contenido principal

Cenizas

Dice Amaral: Si pudiera congelar el tiempo y volverme cenizas...

Esa es la necesidad que ahora mismo tengo. Volverme cenizas y detener el paso del tiempo para siempre. Apretar el freno de la vida que cada día tiene menos sentido y aparcar el auto vital en un andén perdido. Observar desde allí cómo los coches pasan, aceleran, se saltan semáforos en rojo, se desvían, chocan. Vislumbrar el brillo reflejado en el límite del horizonte marino. Escuchar los ladridos de mi perra. Saber que ese mundo ya no es mío; que no he de regresar hasta que todo haya cambiado. 

Detener el tiempo. Si pudiera lo haría. Pero solo soy un humano, menos que una mota de polvo del universo. Una mota de polvo que arde desde ayer más que el sol. Me derrito y ardo aún más. Ignífugo. Mi cuerpo es helio, una llama encendida, el bosque que se incendia para matar al lobo.

Porque el lobo es un ser perverso en este cuento. Una alimaña capaz de internarse en el bosque y asesinar a cada uno de sus habitantes con sigilo. Penetra las entrañas frondosas, se esconde entre la maleza y ataca. Hunde sus garras en la carne tierna. Hinca sus colmillos en los cuellos tensos por el terror y el sobresalto. Al poco tiempo, el bosque ha quedado vacío. Solo un pobre corderito sigue con vida. Temeroso, sale del bosque y reflexiona sobre las opciones que le quedan. Solo, miedoso, desnortado. Sin saber muy bien qué hacer, cómo actuar. Por ello se deja llevar y, prendido en fuego, incendia todo. Cuando el lobo ha destruido toda vida sin raíces, el cordero no ve mejor opción que quemarlo todo y dar un nuevo inicio a la vida. Quema el bosque para matar al asesino.

Y lo vuelve todo cenizas. Las cenizas en que se transforma mi cuerpo y mi mente poco a poco.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La luz que se fue renació en otro nuevo día

  En este atardecer de hace un año,  moría el día, como mueren las historias.  En ese día, aquel, dolían los pies,  como debieron doler a aquel  que una vez corrió en Maratón.  Aquel era este, como este era aquel,  como la guerra que aquí se pierde,  como la guerra que allí se inicia  siempre.  Yo he perdido en guerras que otros ganaron, para después ganar las que otros acabaron perdiendo.  Yo, como todos, dejé coraza y casco, Dejé bandera, casa y hasta mi prado, Como el padre que un día dejó su legado. Perdí la luna y la noche se hizo oscura. Moría el sol y con él la luz.  Pero bien sabemos que al igual que no hay tormenta que dure eternamente, No hay noche que dure para siempre.  Hoy hace cuatro meses que nacía el sol de nuevo,  Cuatro meses,  con sus semanas,  días,    horas,  minutos    y segundos. Hoy no es como el hoy de hace un año. Hoy es un hoy diferente, mucho más iluminado...

Como el viento

El tiempo comparte con el viento su vaivén, sus momentos lentos de suave brisa, de potente huracán o de casi inexistencia, como si no existiera, pero ahí está siempre el aire y los años que pasan acumulados por segundos, minutos, horas, días, semanas, meses... Y así como el viento erosiona todo, seca la tierra y arranca de las plantas el agua que conserva, así el tiempo nos arranca la vitalidad, se lleva con él también la inocencia y las personas, unas veces queridas y otras simples máscaras que vuelan a la mínima ráfaga y tras las máscaras huyen corriendo tratando de atraparlas. Así el viento y el tiempo acaban llevándose la piel, la carne, el hueso, el alma y, como pétalos de flor de buganvillas, rápidamente vuelan y desaparecen. Fin.

Resistencia de Rosa Aneiros en español

Hoy vengo a hablar de un libro que me regaló una estupenda amiga hace un par de meses y que me sorprendió mucho: Resistencia de Rosa Aneiros en español o en castellano, como prefiráis . Rosa Aneiros cuenta en un lenguaje poético, fresco y renovador una difícil historia de amor entre Dinís y Filipa en el Portugal del siglo pasado; explica y narra, además, la atmósfera que rodea a dicho romance: la historia de unos personajes secundarios, que bien podrían ser tratados por principales. Expresa con soltura la velocidad con que pasa el tiempo y deja al final el corazón repleto de salitre. Esta historia nos narra las dificultades de un amor en una época y unas circunstancias determinadas, donde las leyes de la vida lo rigen todo y la resistencia es lo único que puede hacerle frente. En ella encontraremos personajes hechos de salitre y agujas de pino, que deberán afrontar una lucha con la vida y con los personajes que obstaculizan su felicidad, mediante tesón y una acérrima re...