Estimada lluvia,
escucha mi ruego.
Seco el aire,
triste el cuerpo,
te evaporas,
pareces feliz,
¿Acaso es ese tu estado?
¿Gas dilatado?
Subiste desde el océano,
cargaste débiles nubes,
ausencias, silencios,
humo puro, sensible.
Llegaste a sentir fuerza,
entonces las altas presiones
te dejaron huérfana,
sin familia alguna,
puro gas difuminado.
Estimada mía,
lluvia que no viene,
agua que no cae,
líquido dosificado,
¿agua ya o aire?
Ruego tu abrazo,
que dejes de sufrir,
de ser demente senil.
Eres vieja, antigua,
pero no olvides
que tienes un ciclo,
el círculo trifásico,
agua, gas, hielo.
Agua por la mañana,
gas al atardecer,
noche fría, hielo,
ven a nosotros,
que el reino húmedo
colme nuestros campos
y que la verde hierba
crezca en grandes pastos.
Cae fina, ligera, suave,
pero cae y visítanos,
así de huérfana
serás parte de una familia,
la del mundo completo.
Estimada mía,
lucha, trabaja,
que el Alzheimer
no te desgaste,
que recuerdes la rueda,
el giro que te posee,
el tuyo propio,
el líquido intenso de tus poros.
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