Estoy cansado. Fabulosamente cansado, feliz, triste... en esa mezcla de sentimientos que nos hace darnos cuenta de nuestra vida, de que estamos vivos.
Hace apenas una hora he llegado de Granada y en el trayecto he reído, he llorado, he cantado, he recordado y debo reconocer que esta semana ha sido hasta ahora, y creo que lo será en todo el verano, mi semana más feliz: visitas, voces casi olvidadas, miradas multicolor, familiares, una boda, escaso tiempo para calentarme la cabeza, momentos de reflexiones amicales, puestas de sol estupendas, helados, tapas, risas, sobre todo, muchas risa.
Ayer fue uno de esos momentos cumbre, en que rodeado de amigos contemplas la felicidad desbordada en el brillo de los ojos de una gran amiga que está a punto de decir el "sí quiero" para fundirse acto seguido con la persona que le ha enseñado a amar, a sobreponerse a las dificultades, a vivir la vida acompañada. Ayer fue la boda de la Cinti y, como últimamente me ocurre, lloré de felicidad, quizás de envidia, de no verme en esa situación, en ese estado de ensoñación. La veías allí, agarrada de Roberto, su ahora marido, bellísima, entallada en un fresco y elegante vestido blanco, con una diadema de plata sujetándole un maravilloso moño, y no podía pensar otra cosa que no fuera la magia del instante. Familiares leyeron palabras propias, su hermana nos emocionó contándonos la historia de su hermana y la tristeza que le producía tener que separarse de ella, verla partir al otro lado del mediterráneo. Finalmente, fueron las palabras de la cinti las que nos enredaron las cuerdas vocales a Ro y a mí, además de su " Papá, no llores, que yo también lloro"y nos hicieron tornar en fuentes de sal.
¡Emocionante!
Después llegaron los aperitivos. ¿He dicho "llegaron"? Pues no. Llegar, llegar, no llegaban, hasta que descubrimos que estábamos demasiado lejos. ¡Si es que ser el último mono...! Suerte, que al final nos pusimos al lado de la entrada y ya se sabe que todo cuanto salía pasaba primero por nosotros...
Durante la comida no pudimos parar de reír. Esta Ro tiene un sentido del humor envidiable: "Je bois l'eau des fleurs". La escucho y no puedo retener la risa y las lágrimas.
Sin duda, ayer fue el broche a una semana que me ha llenado de energía y de dudas. Ayer se levantaron velos desconocidos... pero eso es otra historia que aquí poco importa.
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