Desde hace tres o cuatro años, no lo recuerdo bien, en mi escritorio siempre me ha acompañado un cartel que alguien hizo para mí, cuando estaba de bajón en Pau. El cartel es de cartón y en él Eva dibujó un Jose enorme, sin tilde, enredado en una rosa roja con espinas, bajo un sol andaluz de largos rayos, una gaviota y un enorme ojo, cuya leyenda reza lo siguiente: "El sur, una mirada diferente". Además, al fondo a la izquierda se aprecia un castillo rodeado de casas, que yo imagino blancas, porque sé qué pueblo es, Salobreña. El Dibujo no acaba ahí, la O de mi nombre reposa sobre una bandera andaluza con una estrella roja; de la S caen lágrimas (Bágoas de liberdade); y del rabito de la E surge el arco del Indalo almeriense, quizás como símbolo de energía y suerte.
Lo miro y me da fuerzas. Es un cartel especial.
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