Escapamos de la prisión de Minos por tu ingenio. Me diste alas con las que surcar los cielos, pero yo era un crio aventurero que conocía después de tanto la libertad. El aire me acarició las mejillas, el cuerpo, el sol quemaba y las gaviotas pescaban hijos de poseidón, ninfas del agua. Me dictaminaste consejos que no seguí: "las alas son de cera, el sol las derrite y las plumas son ligeras sin aguas en sus entrañas". Me lo dijiste con firmeza y yo no escuché. ¡Me sentía tan libre! Sin gravedad, sin muros, sin leyes, solo un destino de regreso, unos ojos brillantes y acuosos, unos brazos débiles y necesitados, un perfume a azahar y olivo. Me diste alas con las que escapar por los aires y escapé, por el camino equivocado. La memoria ya no existe aquí, solo hubo una laguna con un barquero que me pidió monedas con su desdentada boca. Cruzamos juntos las turbias aguas y allí me dejó, ese esqueleto moribundo. Ahora estoy sentado, mirando tu reflejo en un charco de lava. ¿Por q...
Las primeras palabras se plasmaron sobre piedra, quizás, estas de ahora las plasmo sobre las pantallas líquidas de vuestros ordenadores y teléfonos. Bienvenidos/as al espacio donde mis palabras tienen lugar.