Mi librero es un librero de los de hoy en día, es decir, un simple vendedor que ni lee libros.
A mi modo de ver es algo terrible, porque conozco a más de una persona que ejercería ese oficio con el placer de los libreros de antaño; un amante de las letras que sabía hablar y comportarse como las palabras de los pequeños tesoros que ofrecía; un ser capaz de reconocer en cada persona que entraba en su pequeña librería un tipo de personalidad y, por tanto, podía localizar el autor que le convendría leer, la historia que se amoldaría mejor a sus gustos y preferencias. Un librero lleno de matices, conocedor de sus reliquias.
Ahora ya no son nada. Simples vendedores.
Triste.
Tema muy bueno para hacer un ensayo. ¿porqué no lo intentas?
ResponderEliminarSi tus entradas fueran opiniones argumentativas o ensayos, serían un gran modelo de presentación para los editores.
Yo sigo diciendo que vales mucho, pero me da pena que en este blog no se vea toda tu valía.
Helmanticae, no soy bueno haciendo ensayos. Desvarío y acabo dándole vueltas a la misma idea. Por desgracia, soy lo que se ve en este blog, nada más. Pero me alegra que siempre me leas y me comentes. Estuve pensando en dejarlo y cerrarlo, porque estaba bloqueado y, al final, tú fuiste uno de los argumentos a favor de continuar en esta aventura litero-acuática. ;)
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