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Silencio entre voces que no callan

Ya en mi última semana de trabajo en el hotel, me encuentro en una extraña situación, algo así como el enfermo que se bate entre la vida y la muerte. Las ganas de terminar son inmensas, pero no sabría decir si superan a las de la tristeza por dejar de trabajar y perder esta cierta estabilidad económica que me proporciona, aunque no mental ni saludable.

El hotel está tranquilo. ¿Dónde fueron a parar las ingentes masas de personas adultas que parecen burros y berrean y aquellas tiernas criaturas con capacidad pulmonar para ensordecer? ¿Dónde? Ubi sunt? ¿dónde se han metido las quejas inconsistentes, las estupideces humanas, el ruido de la fuente? ¿Dónde? ¿Dónde está todo ese bullicio, ese trabajo que se hace infinito? ¿Dónde la sensación de no disponer de tiempo para terminar tus tareas? No queda casi nada aquí. El hotel ya casi cierra sus puertas por esta temporada y ahora cuatro gatos insuflan vida al bar de la recepción. Por poco tiempo.

Y las horas se eternizan y ya los clientes no están fuera de ti, al otro lado de la barra ni del teléfono; ahora están dentro de tu cabeza y se quejan de ti mismo, te empujan al precipicio, te asalta la ansiedad sin causa aparente y las calles internas del cuerpo se abarrotan de basura. Silencio entre voces que no callan. ¿Qué pasará los meses venideros? ¿Encontrarás trabajo? ¿Te llamarán de la bolsa y volverás a pisar las aulas de algún centro lleno de estudiantes dispuestos a no hacer nada? ¿Viajarás lejos? ¿Qué libros leerás? ¿Leerás  esos volúmenes de hojas que se acumulan, apilan, en el escritorio de tu habitación? ¿El lector de Julio Verne, La canción secreta del mundo, Maldito Karma, La trilogía de Nueva York...? ¿Escribirás, Jose, alguna historia contundente? ¿Escribirás algo? ¿Vencerás todo lo que te pueda venir en contra? ¿Afrontarás el invierno como hormiga o como cigarra? ¿Serás liebre o tortuga? ¿León o ratón? ¿Sabrás no perderte en tu mundo? ¿es malo perderse en un mundo inventado, lejos de este aburrido universo? 

Y las horas eternas se alargan cual cabello de Rapunzel en esta torre que es ahora la recepción, entre el silencio absoluto del fin de la temporada y el eventual sonido de las tazas de café cuando el camarero las coloca sobre la máquina de café. 

La última semana.

¿Por qué me da ansiedad terminar? ¿Por qué me da ansiedad no terminar hoy mismo? Extraño. Pero es así todo. La naturaleza humana oscila entre salir de la cueva para cazar o quedarse en ella para cocinar o pintar en las paredes de la misma. 

Es como este post. ¿Por qué escribo este post sin sentido? ¿O tiene sentido? A vosotros decidirlo. Este de aquí se despide con una sonrisa. Otro día más y peor o mejor.

Comentarios

  1. Oh fortuna, velut luna. Statu variabilis, semper crecis. Aut decrescis.Vita detestabilis. Nunc obdurat. Et tunc curat.

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