Mis alumnos se sorprenden porque he creado un blog para ellos; porque les he dado una dirección de correo electrónico para preguntarme dudas conforme les vayan surgiendo; porque no me paso la hora regañando; y porque sonrío mucho. Y yo me preguntó que qué tiene eso de sorprendente.
Lo extraño es que no me comenten lo disperso que soy o cómo voy enlazando un tema con otro y acabo rematando la clase con la sensación de haber creado una cebolla conformada por capas temáticas muy distintas, pero que por alguna razón yo fui enlazando. Me sorprende que pueda llegar a impartir la mayoría de las clases en francés sin recibir protestas del tipo: habla en español que no nos enteramos.
Todo es una maraña de sorpresas.
Lo único que no me sorprende es lo que disfruto dando clases. No sé si he nacido para esto o no, pero solo por el hecho de que algo me haga feliz tengo que perseverar. ¿No creéis?
¿Es vocación esto? No lo creo. Es tal vez una consecuencia directa de mi carácter social y empático o de mi necesidad de ayudar a la gente como pueda. ¿Que lo hago en francés? Nada podría reconfortarme más. Que sé que no saldrán sabiendo francés, es una realidad; pero el simple hecho de que durante unas horas escuchen francés y puedan llegar a decir cuatro cosas ya es todo un mérito. Ya veremos cómo termina esta historia.
Los nervios en el estómago
tantearon mi interior,
pero la voz francesa ajena
con acento andaluz
me trajo un regalo, el calor
de unos alumnos risueños,
algunos traviesos,
llenos de energía, atentos,
un "maestro", un "oui"
acariciaron mis oídos y mi latir.
Entonces sonrío,
porque me siento feliz.
No sabría decir
si es realización o producto,
mas seguro que es un cariño profundo
por hacer lo que quiero
y sentirme a gusto.
Por eso agradezco vuestra presencia,
queridos alumnos, hasta que la baja quiera
dejarme en este nuevo mundo.
Todo normal. Se sorprenden porque todas las comparaciones son odiosas (te comparan con el que has sustituido). Se sorprenden porque sonríes porque no saben hasta cuándo te durará la sonrisa...
ResponderEliminarTodo es normal. Te sorprendes tú de su sorpresa. Te emocionas al ver que aceptan tu método para dar clase. Te alegras de la buena aceptación...
TODO ES NORMAL HASTA QUE DEJA DE SERLO Y SE VE LA REALIDAD.
POR ESO Y PORQUE ESTÁS AVISADO DE QUE ESTOS ASOMBROS NO SON DURADEROS, DISFRUTA DEL MOMENTO.
SIMPLEMENTE ESTÁS VIVIENDO LO BONITO DE LA ENSEÑANZA, PERO LAMENTABLEMENTE ES UN 25% DE LO QUE SUPONE ESTE TRABAJO.
CARPE DIEM, COLEGA!!!
Ya me imagino... Seguiré aprovechando el buen momento hasta que empiece el verdadero reinado de la enseñanza real. Gracias, Helmanticae.
ResponderEliminarUn saludo