Parece que por fin ha llegado el frío. Tenía ya ganas. No era normal este calor tan entrado ya el otoño. Al final va a ser verdad el cambio climático y casi nadie es todavía consciente de lo que nos espera. Somos caperucitas que hablan con cualquier lobo y le da todos los detalles que necesita para localizarnos y asesinarnos. En nuestro caso no significa que el lobo nos aceche y le ayudemos, pero no está muy lejos de la realidad. Sabemos que se aproximan cambios, grandes modificaciones de lo que ha sido hasta no hace mucho normal. Los casquetes polares se derriten y el tiempo se ha vuelto más loco que nunca y con una virulencia destacable. Pero nosotros seguimos igual, sin preocuparnos demasiado.
Qué más da todo, ¿no? (Esto me recuerda a aquellas personas que dan todo por perdido sin haber intentado rescatar nada, sin haber buscado la aguja en el pajar.)
Inciso: Qué maravilloso es el idioma, con una sola palabra estalla todo un mensaje. Ese "¿no?" tiene un potencial relevante. Es difícil traducirlo porque en español es muy poderoso.
Inciso aparte y dejando atrás el cambio climático, ayer me pasó una cosa de esas que te dejan con la boca abierta. Estaba tomando un café durante el recreo y se acercó el mismo hombre de cada día tratando de vender colonias. Normalmente nos pregunta si queremos comprarle algo, en cambio ayer nos dio una charla sobre la bondad, el arte, la capacidad de saber disfrutar de lo bello, la necesidad de poder dormir bien porque no se ha actuado con mala intención... Era todo un maestro de la oratoria. Os aseguro que me tuvo enganchado a su discurso todo el tiempo. Era un ejemplo de saber ir contracorriente. El señor en cuestión vive en un barrio en el que no se valora demasiado el esfuerzo, porque parece que todo el mundo da por perdido todo. Ahí hay mucho que prefiere vivir vendiendo droga. De hecho no hay familia que no tenga algún pariente en la cárcel. Es triste, porque son buenas personas. Podrían hacer mucho más. Creo que no se valoran lo suficiente. Ese hombre es la antítesis de los valores que rigen el barrio. Es un señor con ganas de ganarse el sustento dentro de la legalidad. Dice que pinta, así que me anoto mentalmente que debo pedirle que me enseñe sus cuadros. Tal vez perfumes no compre, por muy asqueroso que huela todo en el mundo, pero nunca se sabe si un cuadro sí le podría comprar. También estuve pensando en que quizás podría dar una charla a los niños de mi tutoría. No sé. Ya se verá.
Siempre hay alguien que nada a contracorriente. Y siempre se puede hacer más y merece la pena hacerlo.
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