Después de hablar un poco el otro día de la importancia de las etiquetas, no podía menospreciar el tema de la más importante de todas las etiquetas, aquella a la que más tiempo se dedica y que marca en un grado mayor la vida de muchas personas: el nombre. Elegir un nombre es siempre complicado. Muchas veces causa problemas y discusiones entre las familias. ¿Por qué se tiene que llamar mi hijo o mi hija como yo o como mi tía o como mi madre o la tuya...? Siempre es algo que adquiere una importancia extraordinaria. No me sorprende. La vida de la persona que recibirá tal o tal nombre se verá, en mucho, influenciada por su nombre, por esa etiqueta con una sonoridad particular, con un significado concreto o simplemente una etiqueta que lleva a enlazar con determinados matices a menudo ajenos a quienes no forman parte de tal o cual comunidad. Me llama mucho la atención también observar la moda de poner un nombre u otro según la época, el sexo, la celebridad de una persona, etc....
Las primeras palabras se plasmaron sobre piedra, quizás, estas de ahora las plasmo sobre las pantallas líquidas de vuestros ordenadores y teléfonos. Bienvenidos/as al espacio donde mis palabras tienen lugar.