Hay una expresión que se utiliza en francés para referirse a "aprender de memoria". Ahora bien, en francés está el matiz de aprender de corazón, es decir, son mucho más certeros a la hora de condensar la verdadera idea del aprendizaje, porque uno lo que aprende de memoria lo suele olvidar al poco tiempo; en cambio, el que aprende de corazón une el aprendizaje a las emociones y lo recuerda para la eternidad. No hay aprendizaje sin implicar las emociones, al igual que un actor no puede aprenderse los diálogos de su personaje si antes no traslada los sentimientos que lleva a actuar a su personaje como bien lo hace en la obra.
¿Por qué en español no aprendemos de corazón, sino que lo hacemos simplemente de memoria?
Mi experiencia con los idiomas me invita a ver en la estructura del idioma, en sus expresiones, en la gramática,en el léxico... la cara directa del alma de una forma de ser, de actuar, de reflexionar... El idioma es el que nos permite ver el tuétano de nuestros huesos. En español, lo decimos de corazón, pero jamás aprendemos de corazón. Esto debe significar algo; quizás que para nosotros lo importante es la memoria, cuando hablamos de aprender, olvidando las emociones; sin embargo, hacer entender al otro que lo que decimos y cómo actuamos lo hacemos de buena fe, poniendo por delante los sentimientos; nos parece primordial para el buen funcionamiento de la sociedad. Esto puede explicar por qué en otros países los ciudadanos saben reflexionar y cuestionar lo impuesto, mientras que nosotros somos excelentes actores sociales, pueblo de acogedores turísticos.
Yo prefiero un pueblo con cabeza que sabe trabajar con las emociones. Aprendamos, por favor, de corazón y que el país deje de crearse continuos problemas pasados, que la memoria no deja de recordar.
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