Para el gran poeta francés Marot.
Marot pronto aprende
que no hay pasado glorioso
que se deteriore en el presente
ni fantasia que no se invente.
Tres años vieron sus ojos
las ruinas de la gran Roma
y con pena pronto quería
retomar la tierra de su patria.
Debió marcharse al glorioso pasado
para tornar la visión más realista
y reconocer que donde vivía
el presente era una delicia.
Francia, de decadente pasó a deseada
y el desdichado poeta prisionero
de una tierra antes ansiada
no pudo retornar para su desgracia.
Es ahora él, aquel ilustre poeta francés,
un pasado glorioso, que vive en sus palabras,
donde no ha envejecido su espíritu,
ni su voz ha quedado ajada como tantas otras,
y él demuestra de esa manera
que hay personas que sobreviven mejor,
mucho mejor que ancianos imperios.
Esto no es una poesía, es una declaración de principios, una filosofía de vida, que bueno que todavía haya personas que sean capaces de mirar más allá de la economía y las vicisitudes cotidianas para plantear la vida en términos mucho mas extensos. Ojalá mucha mas gente fuera capaz de semejante altura intelectual.
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