Me llama la atención que la gente crea que yo tengo respuestas para todos los problemas o que tomen tan en serio mis criterios cuando en realidad no sé nada. De hecho sigo siendo tan niño mentalmente que no dejo de sorprenderme con la realidad y con el microcosmos humano. ¿Qué credibilidad tiene la opinión de alguien que sigue sin entender el mundo, sin entender nada? ¿Alguien que controla muy mal sus impulsos y sus estados de ánimo? Y bien parece lo contrario, por algunos comentarios que me hace la gente. Pero no, no entiendo nada, a veces me gustaría contestar a algunas reacciones, dar mi perspectiva, opinar, aclarar, deshacer lo que hubiera que deshacer y reestructurar, pero no, no lo hago porque en ese caso actuaría instintivamente sin lógica y pudiendo provocar daños, pero no, al final silencio y seguir sin entender nada, ni siquiera por qué tanto apoyo a mi forma de ver el mundo y a mi manera de ser y actuar. Bien es cierto que hay también muchos detractores. Al final la vida siempre ha sido, es y será una eterna incomprensión y un infinito absurdo. Si no es así, que alguien me explique.
En este atardecer de hace un año, moría el día, como mueren las historias. En ese día, aquel, dolían los pies, como debieron doler a aquel que una vez corrió en Maratón. Aquel era este, como este era aquel, como la guerra que aquí se pierde, como la guerra que allí se inicia siempre. Yo he perdido en guerras que otros ganaron, para después ganar las que otros acabaron perdiendo. Yo, como todos, dejé coraza y casco, Dejé bandera, casa y hasta mi prado, Como el padre que un día dejó su legado. Perdí la luna y la noche se hizo oscura. Moría el sol y con él la luz. Pero bien sabemos que al igual que no hay tormenta que dure eternamente, No hay noche que dure para siempre. Hoy hace cuatro meses que nacía el sol de nuevo, Cuatro meses, con sus semanas, días, horas, minutos y segundos. Hoy no es como el hoy de hace un año. Hoy es un hoy diferente, mucho más iluminado...
Esta sensación de absurdo continúa a pesar de que puedan pasar décadas. Escribió Shakespeare en Macbeth que la vida es un cuento lleno de ruido y furia contado por un idiota y que no significa nada. Así que no esperes comprender mucho más.
ResponderEliminarEstá bien saberlo. Muy sabio Shakespeare. Gracias por la cita.
EliminarHace poco que te leo, pero me parece, la tuya, una confesión interesante. Demasiados autores de blog hay, interpretando personajes y olvidándose del suyo, así que se agradece esta carga de confiabilidad. De niño a niño, te diría que es muy bueno ese asombro (sorpresa) que mencionas. Personalmente pienso que si algo realmente bueno tiene la vida es la capacidad de descubrir y asombrarse por las cosas nuevas que vamos conociendo. A mis setenta años, no tengo interés alguno en dejar de ser un niño. Un saludo!
ResponderEliminarMuchas gracias. Me halaga tu comentario. Siempre trato de ser lo más natural que puedo y, sin duda, no dejes que el adulto se coma al niño que somos. Un saludo, Noxeus
EliminarA lo mejor la vida no es para comprenderla sino para vivirla. Lo que hacen los niños.
ResponderEliminarSAludos.