Ayer estuve en el cine. No había leído ningúna crítica sobre la película de Leal. Quizás debería haberlo hecho, porque me habría ahorrado un fraude. Digo fraude porque la película carece de sentido, es un cúmulo de imágenes futuristas y atropello de pensamientos incoherentes. En Leal tratan de explicar y poner orden a las dos películas anteriores (libros en realidad) y en ese intento dejan la trama desatada, colocando al espectador en la situación de creer haber perdido dos horas para no llegar a ninguna parte. No obstante, le daría una oportunidad a la última película si llegan a estrenarla. Y lo haría no porque esta tercera entrega me haya dejado con las ganas de ello, sino porque necesito conocer el final de la saga... y quizás lo conozco a través del libro. Ya no sé, ciertamente.
En Andalucía, por lo menos en la zona de Granada costa y Almería, todo niño pequeño sabe que puede llegar algún familiar o adulto que al grito de un " El agareo " se te lance y con otros niños, los primos o amigos, te agarren el cuerpo, te bajen el pantalón y, tras muchos forcejeos e intentos de no dejar tus partes pudendas al descubierto, acaba quedando semidesnudo de cadera para abajo y recibir un escupitajo en el susodicho pene. Yo he sufrido muchas veces el agareo por parte de mi tía la más joven, aunque nunca me escupía. A simple vista puede parecer un horror, pero en el fondo todos se ríen muchísimo. Yo con el forcejeo me lo pasaba de escándalo, envuelto en risas. Castillo de Salobreña y cruz cristiana a sus pies. Hace unos años descubrí por casualidad el origen de esta tradición andaluza. Se trata de un juego nacido en tiempos de la conversión de los moriscos. No creo que sea necesario situar los hechos, porque todos sabemos lo que ocurrió tras la c
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