Si hay algo que maldigo y mucho es el hecho de perder el tiempo en cosas que me parecen absurdas. Últimamente pierdo mucho tiempo en las oposiciones y, a pesar de perder mucho tiempo, no avanzo nada. Es como estar en unas arenas movedizas y por más que se quiere salir de ellas es imposible: mucho esfuerzo y poco resultado. Hasta ahora he intentado no agobiarme ni estresarme, total qué más da, pero ya empieza a acercarse el mes de junio y la presión interna va en aumento. Odio las oposiciones. Las odio con todas mis fuerzas y es lo único que odio en mi vida. Y sin embargo tengo que enfrentarme a ellas de nuevo después de tantos años (2010). Pensaba que con la experiencia, el paso por distintos institutos, la seguridad adquirida en mis clases... pensaba que tras haber crecido algo desde entonces, podría afrontarlas sin temor. No. Me equivocaba. Ahí están con las fauces bien abiertas y yo tan desarmado como la vez pasada. Solo deseo que pasen ya. Que llegue julio y hayan pasado. El temor ya no sé ni si hay razón para tenerlo. El temor, el único temor es fracasar de nuevo. De hecho si hay algo que me frena es el pensamiento de que la vez pasada fracasé, a pesar de todo el tiempo y esfuerzo invertido. Me sentí un inútil. Y es esa sensación la que seguramente más me bloquea. Pero... es lo que hay. Uno no puede escapar de sus demonios, si para llegar a la meta hay que toparse con el mismo demonio.
En este atardecer de hace un año, moría el día, como mueren las historias. En ese día, aquel, dolían los pies, como debieron doler a aquel que una vez corrió en Maratón. Aquel era este, como este era aquel, como la guerra que aquí se pierde, como la guerra que allí se inicia siempre. Yo he perdido en guerras que otros ganaron, para después ganar las que otros acabaron perdiendo. Yo, como todos, dejé coraza y casco, Dejé bandera, casa y hasta mi prado, Como el padre que un día dejó su legado. Perdí la luna y la noche se hizo oscura. Moría el sol y con él la luz. Pero bien sabemos que al igual que no hay tormenta que dure eternamente, No hay noche que dure para siempre. Hoy hace cuatro meses que nacía el sol de nuevo, Cuatro meses, con sus semanas, días, horas, minutos y segundos. Hoy no es como el hoy de hace un año. Hoy es un hoy diferente, mucho más iluminado...
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