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Mostrando entradas de abril, 2014

Mosquitos

Este año hay una plaga de mosquitos. Están en todas partes, son enormes y producen reacción alérgica. ¿De dónde han salido? ¿Será este el inicio del final? Nunca antes había visto tantos, da igual si hace frío o calor, si llueve o el sol achicharra, incluso si hace viento fuerte, ellos siempre están ahí.   Son una plaga tan detestable como la de los políticos corruptos, los banqueros aprovechados, los desgraciados que viven a costa de aplastar a otros. Es una terrible plaga.   Terrible.   Pero si pierdo la lógica y dejo fluir la mente surgen preguntas absurdas y el desvarío.   Desvaríos.   Me pregunto  si estos mosquitos no serán algún tipo de experimento del gobierno para distraernos y que pensemos menos o si acaso no los han llenado de algún tipo de "estulticiante" (generador de tontos), porque veo que la gente cada vez piensa menos, cada vez son menos juiciosos, menos críticos, o tal vez me lo parezca a mí simplemente, una mera percepción sin razón de

Pompeya

Pompeya es un nombre que me produce sensaciones indescriptibles; es pasado prolongado en presente; es silencio de voces en grito; es naturaleza imparable, indestructible, atroz; es milagro pero no divino, no religioso, ni mucho menos humano, simplemente milagro a secas, de los que conservan algo detenido en el tiempo y nos permiten regresar a ese momento como no es posible en ningún otro lugar.   La nueva película de Pompeya es una superproducción, con lo cual priman sobre todas las cosas el heroicismo, el amor, la acción, la aventura, la necesidad de enganchar al telespectador. Y lo consigue. Los efectos son maravillosos. Los personajes llenos de valor, de orgullo. El argumento previsible, pero atrayente. La escenificación portentosa, así como la ambientación. Uno tiene la sensación de estar en Pompeya tal cual era, con su puerto, sus calles repletas de vida, sus grandes villas, sus templos y la expectación de sus habitantes ante los espectáculos de gladiadores. Pompeya es una

Libros que son los universos de uno mismo.

Hoy es el día del libro. Se supone que se eligió el día de hoy porque coincide con los autores relevantes de la literatura en español y de la literatura en inglés, Cervantes y Shakespeare. Menuda tontería. No lo digo porque no sea una buena idea ni porque sean autores sin relevancia, mas al contrario; solo opino que se trata de otra manipulación de la historia, no sorprendente, por cierto. ¿A qué me refiero? Al hecho de que ambos no murieron el mismo día, por la simple razón de que el calendario gregoriano no es el mismo que el calendario utilizado en aquella época en Inglaterra.   Pero esto poco importa, me parece.   La cuestión es que hoy se celebra la lectura, que, obviando el detalle de que es pura campaña de ventas, se trata de un hecho importante para mí, porque la gente acaba víéndose influida y al menos cae en sus manos un libro al año, que como bien se dice no hace daño; con suerte y amable fortuna hasta acaban enganchándose a algún nuevo autor que descubren por casua

Tonterías varias

Me hace gracia, porque se ve que cuando hablo lo hago en exceso, como un papagayo que es incapaz de controlarse, y, claro, la gente trata de escapar de mis palabras a veces. Me hace gracia porque siempre me doy cuenta y no sé detener el fluir de los verbos y me vuelvo hasta pesado. Yo, que tengo mente de niño en muchos aspectos, cuando pienso en esto me imagino todo como en los dibujitos animados y me veo lanzando un torrente de palabras, como un río donde flotan verbos de colores, adjetivos con multitud de formas distintas, preposiciones chiquititas y grandilocuentes adverbios y me imagino al interlocutor con cara de espanto, con ganas de huir pero sin poder hacerlo porque una cadena gramatical lo retiene y el suelo bajo sus pies se llena de puntiagudos puntos, puntos y coma, comas y tildes afiladas. Me descojono yo solo de la risa, al imaginar a muchos de los clientes del hotel presos por mi verbo ilimitado.   Ay, qué cosas más absurdas crea mi mente. Tonterías varias.

El tiempo y los demás.

El tiempo pasa y no somos conscientes realmente hasta que lo vemos en los demás, sus efectos, la obra maestra de sus manos en el paisaje, en la piel de otras personas, en la mirada envejecida de un animal que conociste desde pequeño, pero sobre todo a través de la muerte de otros, de alguien que pasó por tu vida, que formó parte de tu cotidianidad. Hoy es uno de esos días en que veo los años a través de los demás. Mientras el fisio me está combatiendo las contracturas que Cronos ha ido enredando en el trapecio, este me habla de los años de instituto, de las personas que tenemos en común, de su padre que era secretario allí justo el año que yo llegué a Roquetas y hablando de los profesores que impartían docencia llegamos a Don Alberto y a su mujer, Nati. Y regresando al pasado a través de esa conversación noto los años pasar veloces y sin pausa. Veo el miedo y el respeto que infunde Don Alberto. Recuerdo su piel sin luz, apagado por el exceso de tabaco, por el humo adherido a sus p

Manipulados

Ya apenas escribo. He ido perdiendo poco a poco las ganas de hacerlo, algo así como dejar de dar prioridad a esto y preferir pasar el tiempo mirando las musarañas, dejar que este se vaya más rápido que nunca, porque de todas formas seguirá marchándose lo quiera o no, porque el tiempo es libre y nadie puede constreñirlo, aprehenderlo.   Ya apenas escribo. Prefiero no hacer nada, simplemente. Es lo que pretenden de nosotros. Lo que consiguen.   Antes notaba que alguien me leía. Ahora solo noto que nadie lo hace, aunque siempre haya alguien. Siempre hay alguien vigilando, como en el libro que he empezado hace unos días: 1984 , de George Orwell . ¿Quién nos observa? ¿quién vigila nuestros pasos? ¿Quién nos manipula y nos hace creer lo contrario de lo que es en realidad? ¿Quién es el maldito pastor y quién su perro? ¿Quién es ese Hermano mayor, ese big brother que no nos quita ojo de encima?   Puede que no escriba para no ser transparente, para que el que vigila no sepa de mí