Termina el 2022 y toca hacer balance. Sin duda no ha sido el mejor año de mi vida. Ha sido mal año en amor, en salud, en lo profesional y hasta en lo económico, pero no voy a dedicarle más que esa línea a nombrar lo malo.
2022 me ha traído grandes aprendizajes y enseñanzas. Salgo de este año sabiendo , en primer lugar, que tengo una madre y un hermano que son oro puro; son como ya sabía los mayores pilares de mi vida, con su apoyo ilimitado, con un amor puro y una relación limpia y única. Soy un afortunado. En segundo lugar el año me ha demostrado que tengo unos grandes amigos y amigas que siempre me han acompañado y me han dado un amor infinito. A los amigos que ya tenía se han ido uniendo otros que me acompañan siempre. En tercer lugar están mis compañeros de trabajo que en momentos duros tiraron de mí y me dieron también mucho amor; y finalmente no puedo olvidar a mis alumnos/as que aportan la alegría y la vitalidad que cualquiera necesita. Debo agradecer a la vida porque me hace ser tan rico en seres maravillosos de calidad.
Siempre recordaré los grandes momentos del 2022: mi viaje a Málaga con Eva en Semana Santa, las escapadas con mis amigos, la semana con Lidia en Málaga, las ferias con Jesús, Rubén y otros tantos, los días de playa con amigos, los diez días que pasé en casa solo con el covid, el finde en Andújar, la noche de Halloween en Adra con Ángel y Patri, el bautizo de Martita, la boda de Juanjo y Alex, todos esos días de cortijo y domingos de Playa con Galilea y compañía, las sesiones de gimnasio, cafés y tapas con Juan Carlos, viaje a Murcia con mi Rous y mi Juanma, todos esos momentos compartidos con mi heteronovia Alba y con Dani, que tanto significan para mí y esas conversaciones con Mat que me llenan de ilusión y alegría... Siempre con todos ellos y los que olvido.
La gran enseñanza ha sido entender y comprender que en la vida nada es eterno y que lo más importante es saber que no habrá nunca mayor y mejor compañía que uno mismo. He aprendido a estar solo, a quererme con mis defectos y mis fortaleces y a valorar las pequeñas cosas de la vida, tanto las buenas como las malas. Fortaleza es mi palabra para gran parte del año. También rodearse de personas vitamina, de seres que aportan y no que restan. La fortaleza también se nutre de eso.
También he aprendido que en la vida hay que saber abrazar lo que viene y dejar ir lo que quiere irse y aceptar que hay que dejar ir todo lo que representa. Este año cambio de etapa en la vida y sin duda nunca lo olvidaré, como cada vez que ocurren estas cosas.
Y termino 2022 con los míos, con la fortuna de pasar las Navidades con mis abuelos (que me duren muchos años), con mi familia verdadera y con la esperanza de que 2023 continúe la energía de este último mes. Por una nueva etapa que se inicia poco a poco y grandes esperanzas en el 2023, pero ahora más fuerte que nunca.
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