La maldad es infinita; siempre supera las expectativas de la lógica.
En Andalucía, por lo menos en la zona de Granada costa y Almería, todo niño pequeño sabe que puede llegar algún familiar o adulto que al grito de un " El agareo " se te lance y con otros niños, los primos o amigos, te agarren el cuerpo, te bajen el pantalón y, tras muchos forcejeos e intentos de no dejar tus partes pudendas al descubierto, acaba quedando semidesnudo de cadera para abajo y recibir un escupitajo en el susodicho pene. Yo he sufrido muchas veces el agareo por parte de mi tía la más joven, aunque nunca me escupía. A simple vista puede parecer un horror, pero en el fondo todos se ríen muchísimo. Yo con el forcejeo me lo pasaba de escándalo, envuelto en risas. Castillo de Salobreña y cruz cristiana a sus pies. Hace unos años descubrí por casualidad el origen de esta tradición andaluza. Se trata de un juego nacido en tiempos de la conversión de los moriscos. No creo que sea necesario situar los hechos, porque todos sabemos lo que ocurrió tras la c
Infinita es una medida excesiva, incluso para superar las expectativas de la lógica. Para conseguirlo le es suficiente con ser planetaria. Pero la maldad también puede ser vecina, cercana, local, doméstica... y sigue superando las expectativas citadas.
ResponderEliminarYo hablaría del origen genético de la maldad mezclada con el entorno familiar y social. La maldad se aprende, se la inocula uno en vena. Y lo más parad´´ojico es que se puede ejercer la peor de las maldades y no ser consciente de ello. La maldad de uno es problemática, pero la maldad colectiva es peor porque los individuos no son conscientes de que son responsables. Todos son y nadie es.
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