En breve termina 2018, un año que visualmente es bastante redondo. Como todo cambio debería ser un momento de reflexión y de análisis de todo lo acontecido. Si tuviera que ponerlo todo en la balanza no sabría decir si ha sido un buen año. A simple vista debería serlo, porque pasé un obstáculo que parecía que sería capaz de saltar nunca, superar las oposiciones. En cambio, lo que más ha abundado este año ha sido la ansiedad, el estrés, las decepciones... no ha sido un año repleto de felicidad, pero tampoco puedo quejarme, están vivos mis seres más queridos y en general soy feliz. Mirándolo por el lado positivo, han caído muchas máscaras y ha desaparecido de mi vida gente que pensaba que eran imprescindibles en mi vida, amigos que sin más se fueron, sin explicaciones, sin intención de solucionar lo que hubiera motivado su ida, sin ganas de tener una bonita amistad; también han caído las máscaras de aquellos que creía mi familia, personas que al final solo demuestran moverse por el interés, la búsqueda del interés pecunario, etc.
2018 no ha sido el año redondo que me gustaría, pero tiene otras cosas buenas, no quiero más dramas en mi vida, como dice Alaska en una de sus canciones.
Cuando llegan estas fechas siento una mezcla de tristeza y de alegría, una sensación de minuto de sliencio en el que vienen a la memoria imágenes del pasado, recuerdos de gente que murió, rememoranzas de tiempos ya pasados y pisados. Siempre me ocurre lo mismo, pero cada año la intensidad por dentro es mayor, un sentimiento un poco caótico, de remolido que todo lo sacude, como cuando se abre el tapón del lavabo lleno de agua y esta gira y gira y desaparece, como si nada.
No sé cómo será 2019, si seré capaz de controlar mejor la ansiedad, si veré la suerte que tengo de tener la vida que tengo, de valorar las cosas por su lado positivo. Eso no lo sé, pero sí sé que voy a seguir intentándolo. Sé que intentaré ser cada día más feliz. Procuraré hacer feliz también a la gente que quiero y dejaré de sufrir por aquellas personas que me han hecho daño y que me harán daño. En 2019 seguiré disfrutando de esta aventura que es la vida. Leeré más libros que me trasladen a mundo mágicos, me pondré en la piel de personajes que vivirán experiencias de todo tipo, veré series y películas que me enriquecerán y sobre todo espero compartir momentos conmigo mismo, con la gente que quiero y me quiere, con mis amigos. Andaré, como siempre, a la procura del amor por la vida, en busca de nuevos objetivos, de nuevos retos, de nuevas victorias, porque la vida es eso y nada más, un ir y venir lleno de experiencias, de aprendizajes, de saberes.
Por todo ello, brindo con champán virtual y agradezco a todos la pizca de sal que aportáis a esta aventura de la vida. Espero aportaros también ese toque de frescura que necesitéis.
Y sin más asuntos que tratar, os deseo un feliz 2019 repleto de felicidad. Y como regalo, este poema de Benedetti:
No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.
Y después de todo, permitidme que termine esto recordando a mi querida Xena, que 2018 se la ha llevado para siempre físicamente, pero no de mi recuerdo hacia ella. Siempre te recordaré, mi chiqui.
Feliz noche
Hermoso y sugerente poema de Benedetti y que nos estimula a no rendirnos. Que tengas un año dichoso. Me ha gustado la valoración que has hecho del año acabado con todo lo bueno y lo menos bueno. La vida es así, caminar en zigzag, una especie de camino concéntrico hacia lugares que no nos esperamos. Feliz año 2019. Brindo también con champán virtual contigo.
ResponderEliminarIntento recordarme ese poema porque está lleno de una vitalidad increíble. Y justamente a veces es esa vitalidad la que me falta, aunque la gente no lo perciba. Un saludo
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