Viendo Got Talent ha empezado a sonar una canción a piano de Yiruma y por esa magia que ocurre con la música me ha invadido un alud de sensaciones e imágenes, entre muchas de ellas estoy yo escuchando ese tipo de canciones, solo en mi habitación, tecleando palabras guiadas por las notas y la abstracción que tantas veces me ha alejado del mundo. Digamos, pues, que me he trasladado a un mundo pasado que ya no existe, un lugar ya inexistente, un sitio temporal donde yo pensaba que algún día tendría mis libros escritos y publicados, mis sueños realizados... ¡Qué ilusos podemos llegar a ser cuando somos jóvenes! Ahora años después, siendo joven todavía pero no tanto me doy cuenta y soy plenamente consciente de que todo aquello era simple humo creado por mi capacidad de volar.
Os dejo enlace a la canción para que podáis disfrutarla en calma, sintiendo las notas del piano como gotas suaves que caen sobre vuestros tímpanos y se expanden como al tocar la superficie de un lago en quietud. Cerrad los ojos, apagad un rato la televisión, abrid las ventanas y, tumbados en el sofá, calmad la celeridad del mundo, la dureza del tiempo en su tempestad cotidiana, simplemente reconfortaos con la música, caminad de puntillas sobre las aguas que se irán formando en el transcurso de la canción y, al fin, volved al mundo preparados para seguir viviendo y soñando, porque, aunque antes haya dicho que los jóvenes crean castillos en el aire y son ilusos, nunca está de más construir lo que sea en las nubes y querer volar de vez en cuando.
CALMA
A Luis Buñuel
¿Dónde se acaba el mar?
¿Dónde comienza el cielo?
¿Los barcos van flotando
o remontan el vuelo?
Se perdió el horizonte,
en el juego mimético
del cielo y de las aguas.
Se fundió el movimiento,
en un solo color
azul, el azul quieto.
Se funden los colores;
se apaga el movimiento.
Un solo color queda;
no existe barlovento.
¿Dónde se acaba el mar?
¿Dónde comienza el cielo?
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