16 de julio fue el último día que escribí en esta presa de palabras líquidas. Parece increíble que hayan pasado casi dos semanas sin escribir absolutamente nada aquí. Lo que más me sorprende es que he entrado a diario en él para releerme, como si escribiera acaso obras de arte o algo digno de ser releído, y no he tenido las ganas de ponerme a teclear y dejar salir un poquito de agua caligráfica para depositarla en este pequeño cuenco cibernético. Que no haya escrito aquí no significa que haya dejado de hacerlo mentalmente. De hecho, mi cabecita loca no ha cesado en ese pesado empeño y ha acabado saliendo en forma de libros inacabados y preguntas para nuevas historias. Anoche mismo tuve un sueño completo, extraño y lleno de matices y aventuras, donde curiosamente yo no era uno de los personajes, sino más bien un mero espectador o el cámara que señala los planos y puntos de acción precisos; de resultas de ello nada más despertar he trazado un simple esquema de lo que en el mism...
Las primeras palabras se plasmaron sobre piedra, quizás, estas de ahora las plasmo sobre las pantallas líquidas de vuestros ordenadores y teléfonos. Bienvenidos/as al espacio donde mis palabras tienen lugar.