Llueve sol llovía aquel día. Una montaña lejana una fortaleza prevalecía a la vista. La vega llana agita su hierba al viento no soplaba brisa alguna, sonreías. Fue una tarde de alterada espera. Caen las horas, Caen siempre, caen, se precipitan. Caían, caían. Vi tu paso inquieto, la maleta esperaba en el borde del arcén, sabías que llegaría, sabías que lo deseaba. Crujió la puerta, sonó la amortiguación, descendía el esperado. Días lejano...
Las primeras palabras se plasmaron sobre piedra, quizás, estas de ahora las plasmo sobre las pantallas líquidas de vuestros ordenadores y teléfonos. Bienvenidos/as al espacio donde mis palabras tienen lugar.