Se nota que apenas tengo tiempo libre. Pero me gusta esto de encadenar proyectos y pasar las horas haciendo cosas. No hay peor maldición que la quietud, porque la vida está para el movimiento; ya habrá tiempo infinito para estar parado, no siendo nada, dejando de ser. Hace ya un tiempo, puede que sea una decena de años, empecé a observar la falta de coherencia que gobierna las vidas de las personas. He podido comprobar que la gente dice una cosa y hace otra. Lo he visto en casos tan extremos como puede ser basar sus vidas en la defensa a ultranza de algo y, en realidad, actuar conforme a lo que tanto defiende y pretende promover. ¿Esto por qué ocurre? He pensado a veces que se deba al hecho de que actuar según el pensamiento equivale la mayoría de las veces a una evolución activa, de un cambio ajeno a lo imperante, y eso, me temo, conlleva un uso de energía que casi nadie está dispuesto a utilizar. ¿Tanto cuesta ser coherente con uno mismo? ¿Es realmente tan complicado actuar como...
Las primeras palabras se plasmaron sobre piedra, quizás, estas de ahora las plasmo sobre las pantallas líquidas de vuestros ordenadores y teléfonos. Bienvenidos/as al espacio donde mis palabras tienen lugar.